Mitos Y Leyendas Nacen Con Hechos Históricos
Por: Mario Jazmín
En el caso de nuestra zona surgen con el paso de los ejércitos paraguayos en retirada luego de la caída de Humaitá en 1.868, en la guerra de la Triple Alianza, cuando las diezmadas fuerzas comandadas por el Mariscal Francisco Solano López atravesaron el Río Paraguay, mas o menos a la altura de la actual localidad chaqueña de Las Palmas, iniciando la penosa marcha por el Chaco Central, hacia Asunción, tratando de eludir el asedio de la flota brasileña.
Cruzaron el Bermejo y sobre los riachos "Mbiguá", la "Virgen" y "Ramírez" construyeron puentes por donde pasaron, además de los carros de guerra, los coches que conducían al gran Mariscal y a Madame Lyinch.
Todo esto narrado por antiguos pobladores de esos lugares, veteranos de la guerra y en sus respectivos libros, por los generales paraguayos Bernardino Caballero, Crisóstomo Centurión y George Thompson, ingeniero inglés contratado por Solano López.
Durante el año que desarrollé mi labor docente en la localidad de "Banco Payaguá" pude recorrer estos lugares dando satisfacción a mi natural curiosidad y a mi afán documentalista.
Lo hacía en diferentes medios: en canoa o lancha en el mejor de los casos, a caballo, en tractor y la mayoría de las veces a pié, en compañía de algunos amigos lugareños entre los que se contaba un aborigen muy conocedor del tupido monte y del laberinto de riachos que tajean el área.
Así pude ver con mis propios ojos los derruidos pilotes de los puentes tendidos sobre los Riachos "Mbiguá" (Paso Palenque), "La Virgen" (Paso Puente) y "Ramírez" (Paso Ramírez). Caminé por los restos de las trincheras que aún quedan (o quedaban) en campos de la estancia "La Elvira" (Banco Payaguá).
Filmé carcomidos troncos de quebracho pertenecientes a un embarcadero en la estancia "Jasyretá" (Herradura), como así también armas proyectiles, cadenas y otros enseres hallados por los pobladores.
Tuve ante mis ojos y en mis manos un pedazo de la Historia tri$te de la América del Sur, los añosos y callados testimonios del paso por suelo formoseño de aquella sangrienta contienda que destrozó al Paraguay y enlutó a otros tres países que debieran ser hermanos.
En tantas noches a la lumbre del fogón después de haber saboreado un sabroso "chupín" (pescado), intercalados con los acordes de mi guitarra, escuché decenas de relatos sobre tesoros enterrados por ... los paraguayos para evitar caigan en poder del enemigo y sobre duendes y aparecidos.
Un curtido pescador me aseguró que en los atardeceres de mal tiempo junto a un viejo ibyrápytá (árbol de la zona), puede verse a un soldado paraguayo haciendo guardia. Un mariscador nacido y criado en la Isla Guayacán-ty me contó haber visto un viejo barco a vapor navegando en medio de un gran oleaje para desaparecer unos minutos después.
Otros pobladores de esa isla dicen haber observado de madrugada un jinete sobre un caballo blanco, cuya figura se desvanece de pronto. En ambos casos, para ellos no hay duda: es el alma del Mariscal que navega o galopa por los sitios que recorrió en el pasado.
Existe un lugar donde la fronda forma una "ranchada" natural donde es imposible pernoctar por las noches, ya que se escuchan alaridos, quejidos, ruidos de carros, cadenas, árboles cayendo, gritos a los bueyes, murmullo de voces, canoas que llegan a la costa y de pronto parecen evaporarse. De ahí el nombre: "Ranchada Póra".
Me relataron anécdotas de perros sin cabeza, carpinchos blancos, hombres decapitados y de pié, lenguas de fuego subiendo y bajando por el tronco de corpulentos árboles, según la gente, presencia inequívoca de "Poras" de los difuntos dueños de tesoros enterrados que de esta manera señalan el lugar exacto de la "Plata ybygüy", llegando algunos de mis interlocutores a confiarme que varias personas hallaron fortunas, cosa que no puedo dar fé por falta de pruebas fehacientes.
¿Cuánto de realidad y cuánto de fantasía hay en todos estos relatos? ¿Imaginación desbordada? ¿Necesidad de la gente de idealizar ciertos hechos para dar respuestas a lo inexplicable? ¡Vaya uno a saberlo!.
1 Comments:
Cierto Isa, los mitos y las leyendas tienen un encanto particular. Saludos.
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