De Italia Al Chaco: Los Carrasco Y Su Espíritu Aventurero
Crónica del nacimiento de El Zapallar. Las frases rescatadas de la memoria de Alberto Carrasco representan una imagen color sepia de una vieja carreta tirada por bueyes circulando por calles de tierra, donde todo el mundo al salir se conocía, y sobre ella unos jóvenes con espíritu aventurero.Esa podría ser, resumidamente, la introducción de la rica historia de esta familia que tuvo mucho que ver con el crecimiento de El Zapallar; hoy convertida en ciudad.
Antes de sumergirse en un viaje por el tiempo, el ex docente manifestó: “Los primeros pobladores tuvieron que enfrentar muchas dificultades pero lo hicieron sin miedo y con la esperanza de que el mañana iba a ser mejor.
Esa fe y esperanza es la que tenemos que recuperar; especialmente, las generaciones actuales que a veces, ante la primer dificultad que ven, bajan los brazos”.
“En este nuevo aniversario de la ciudad de San Martín que ayer era llamada El Zapallar quiero expresar, como descendiente de una de las primeras familias que pisó este suelo, mi anhelo de que recuperemos ese empuje, esa fe y ese entusiasmo que pusieron nuestros abuelos”, expresó ante Primera Línea el ex docente Alberto Carrasco.
“El viejo Zapallar trae muchos recuerdos, sobre todo para aquellos que vinimos de familias de viejos pobladores, porque nos vemos reflejados a través de nuestros hijos y, a su vez, volvemos al pasado a través de nuestros padres y nuestros abuelos. En el caso mío, por ambas partes, tanto por la rama materna como la paterna ya que las dos son antiguas familias del viejo pueblo”, comentó.
Mientras agregó: “Los Carrasco venimos de la unión de don Fernando Carrasco y de doña Elefonsa Alonso de Carrasco; una antigua familia que ya desde 1906 estaba afincada aquí. Tiempo después también llegaron, como muchas otros, los Fidanis. Mi familia materna, recién conformada por mi abuelo y su flamante esposa, vino a descubrir todo un mundo nuevo”.
“Estos jóvenes italianos llegaron atraídos por familiares que ya estaban en la Argentina; más precisamente en Santa Fe. Después se embarcaron desde el puerto de Rosario al puerto de Las Palmas y de ahí con destino a la colonia El Zapallar de tal forma que así fue el arribo de ellos cuando bajaron en su destino final”, relató Carrasco.
Y prosiguió: “Allí se encontraron con la sorpresa de que el transporte era una vieja carreta tirada por bueyes que conducía un aborigen llamado Martín y que hablaba en toba mientras que ellos se comunicaban sólo en italiano; un lindo encuentro con el Chaco el de estos gringos jóvenes que venían, como quien dice, a hacerse la América”.
“Ellos solamente traían un poco de comestible indispensable, el mínimo de ropa, y muchas ganas de trabajar y de formar un futuro acá en el Chaco; así que en definitiva llegaron mis abuelos maternos y con un tiempo de anterioridad, los paternos. Mi abuelo Carrasco se vio incentivado por la política inmigratoria que se había implantado en nuestro territorio”, explicó Alberto.
Y continuó: “Él llegó al puerto de Buenos Aires y con grupo de inmigrantes pasaron a Santa Fe; desde allí les llegó el comentario de las nuevas tierras que se entregaban en el Chaco y con un espíritu aventurero, de un día para otro, resolvió venirse a probar suerte. Así fue como estas familias, como muchas otras, se instalaron en el viejo Zapallar”.
“Recuerdo muchas cosas lindas como las calles de tierra, donde todo el mundo al salir se conocía. De esta manera, el pequeño poblado fue creciendo hasta llegar a ser la ciudad que es hoy. Lo que rescato de mis abuelos es el espíritu aventurero de cambiar totalmente un sistema de vida porque muchos de ellos dejaron ciudades para venir a meterse en el monte chaqueño”, comentó.
“Algunos, como una abuela italiana que no conocía la ubre de una vaca para ordeñar, recogieron la solidaridad de otras familias porque el viejo Zapallar tenía una idiosincrasia que no se había formado en otros pueblos del Chaco porque eran cerca de 20 ó 30 grupos provenientes de un mismo lugar”, agregó.
“Al viejo Zapallar venían aquellos que ya no conseguían tierras porque el gobierno había dado una amplia extensión a los que llegaban cerca del kilómetro 75, y de ahí para adelante había tierras libres para ir ocupando y después pedir que se les adjudicaran.
Así fueron formándose los pequeños grupos poblacionales del viejo Zapallar", finalizó diciendo Carrasco.
Fuente: Primera Línea.
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