"La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos". Luis Donaldo Colosio Murrieta ... "Antes sacrificarí­a mi existencia que echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición". José de San Martí­n (El santo de la espada) 1778-1850 ... "Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse". Duque de la Rochefoucauld, F. Rochefoucauld (1613-1680); escritor francés
El Tiempo por Tutiempo.net

sábado, septiembre 30, 2006

Chaco Seco, Caliente Y Monte Quemado

Firehair 1
La visita de Greenpeace al Impenetrable. La entidad ecologista vino a corroborar las causas y los efectos de los cambios climáticos extremos que se vienen dando en nuestra región. Amplio informe del Centro de Estudios “Nelson Mandela”

"El año pasado terminamos con una larga sequía, seguida de las inundaciones que se produjeron en el primer trimestre de este año en algunas regiones del Chaco. Actualmente, la sequía es devastadora y atrapa a gran parte de la geografía provincial. Es que los efectos del cambio climático general se acentúan notablemente en nuestra provincia.

El equipo de Greenpeace estaba comandado por la responsable de audiovisuales. El objetivo principal fue capturar imágenes que reflejen las consecuencias totales y finales del cambio climático. La trayectoria pactada arrancó en nuestra ciudad y nos permitió avanzar por la Ruta 16.

Luego fuimos hacia los Departamentos Brown y General Güemes, que eran los objetivos más importantes. Pasamos por Avia Terai y Concepción del Bermejo. Allí, la sequía mostraba sus extraordinarias y notables consecuencias. Las colonias de Pampa del Infierno, Los Frentones y Río Muerto se encuentran severamente afectados por el fenómeno, en grados extremos”.

“Antes del kilómetro 300 de la Ruta 16, casi una legua antes de llegar a Río Muerto, encontramos una gran deforestación. Era evidente que se utilizó una topadora. Quedó claro que el aprovechamiento forestal estaba orientado a la obtención de leña para carbón.

Más tarde continuamos viaje con destino a Fuerte Esperanza. Por la picada (hoy Ruta100) fuimos hacia el norte. En el trayecto encontramos todas las chacras sin laboreos. Algunas, con maizales abandonados para rastrojo. Otras, sometidas a una gran erosión eólica por el fuerte viento norte que corre en la región. Los suelos estaban desnudos, sin cubierta vegetal; ni siquiera contaban con rebrotes de soja transgénica. La tierra estaba reseca y cuarteada. En las banquinas encontramos vacunos muertos; es evidente que murieron por falta de pastura y de agua”.

“Más tarde, continuamos por la Ruta Juana Uzurduy. Sobre ésta, prácticamente no existen chacras porque la actividad es netamente forestal y ganadera. Abundan en esta zona esqueletos y restos de animales muertos. A la noche, llegamos a Fuerte Esperanza.

En el seno de la reunión que encabezara Walter Mercado, principal referente de Fuerza Criolla, inevitablemente surgió el reclamo por las tierras fiscales, planteándose el despojo que sufrió un productor del Paraje “El Aibal”; el caso fue presentado como una síntesis de lo que viene ocurriendo en la zona.

Los pequeños productores manifestaron su preocupación por la notable expansión del Establecimiento “El Desafío”, que en la actualidad cuenta con aproximadamente 40.000 hectáreas de extensión, que en su momento fueron tierras fiscales. Las críticas al Instituto de Colonización fueron muy fuertes. Nuevamente apareció la figura de la ex delegada Mirta Mazza y los cobros irregulares que ha efectuado en representación del organismo”.

El Sauzalito
“Hicimos noche en Nueva Pompeya. El cambio de temperatura del día a la noche fue notable; del intenso calor, con viento norte seco y caliente, pasamos al frío nocturno. Como si estuviéramos camino al desierto.

El sábado arrancamos muy temprano con destino a El Sauzalito. En el camino pasamos por Wichí El Pintado y El Sauzal, donde nos detuvimos para evaluar la laguna casi seca y contaminada que proporciona agua a la población. La contaminación se produjo por los restos de animales muertos, que sedientos penetraron en la aguada, quedando atrapados en el barro. En toda la zona vimos animales muertos y los efectos devastadores de la sequía. Encontramos vacas semienterradas en el barro.

Los ganaderos están virtualmente desesperados; reclaman asistencia del Estado, fundamentalmente la construcción de represas. También nos encontramos con grandes extensiones deforestadas, desmontes producido con topadoras y quema de los restos forestales. Un escenario extremadamente desolador. La población no está mucho mejor que los animales. Vive casi en las mismas condiciones. Al final de la jornada, regresamos a Nueva Pompeya”.

“El Remanso Negro”.
“El día domingo, muy temprano, reiniciamos nuestro viaje. Lo hicimos por la ruta costera. Pasamos por Nueva Población y Las Hacheras, para dirigirnos luego a “El Remanso Negro”, que es una gran laguna proveedora de agua que nutre el acueducto a través del cual se transporta agua para la población de Miraflores. Esta cadena de lagunas, existente en un paleocauce, se encuentra casi seca.

Fue impresionante observar este panorama porque este sistema de lagunas es de enormes dimensiones, casi inimaginable para los chaqueños que tienen la visión de una provincia de llanura. Un gran cráter conforma la laguna principal, que es de gran profundidad y de un enorme diámetro. En este escenario, la sequía se muestra con gran virulencia. Se agregan las irregularidades halladas en la obra”.

“Acueducto Río Salado”.
“Más tarde llegamos al Acueducto Río Salado, en Puente Parra. Esta obra fue ejecutada el año pasado para actuar como complemento del Malá, que es el gran proveedor de agua para la población de Castelli. Este acueducto nuevo sintetiza la pésima planificación y ejecución de obras a cargo del APA.

Es increíble lo que pasa. La nación debería tomar intervención porque esta obra, que en la práctica se encuentra invalidada, fue financiada con recursos federales en el marco de la anterior emergencia hídrica que atravesó la región”.

Colapsó la obra.
“A la tarde del día domingo llegamos a Fortín Lavalle para corroborar que ha colapsado la presa y embalse que se construyó sobre el Río Guaycurú y que financió el APA. Esta obra se construyó a pocos metros del casco semiurbano de esta pequeña población. El dique se hizo pedazos. La empresa contratista fue Mapic S.R.L.

A fines del año pasado habíamos tomado imágenes de la obra terminada. En la primera oportunidad en que subió el nivel de agua del Guaycurú, se rompió el embalse. Así son las cosas en esta provincia. Hoy día el clima muestra una de sus aristas más adversas.

Mientras tanto, funcionarios y empresarios se hacen ricos, construyendo este tipo de obras. Es tal la avidez de dinero y la inescrupulosidad, que cuesta disimular el enojo ante tantos hechos graves, con consecuencias sociales muy dañinas.

Anticipadamente se sabe que a esto le sigue la ausencia absoluta de responsabilidad porque tenemos un Estado corruptor y prebendario, que además garantiza impunidad a quiénes se asocian en la aventura de saquear a la gente. Destaco que estamos hablando del agua que falta, aunque también de la corrupción que diariamente sobra”.

El Centro de Estudios “Nelson Mandela”, agradeció el acompañamiento y el “aporte invalorable de Branco Capitanich, de Ligas Agrarias”.
(Fuente: Centro de Estudios “Nelson Mandela”.)

martes, septiembre 19, 2006

Ricardo Sánchez: Desde El Espinillo Hasta La Habana

Argentina Cuba
La voluntad de superación y su anhelo de formarse humana y profesionalmente para que los más necesitados tengan en él un eslabón en la cadena de la integración, en una comunidad cerrada —aunque con fuertes signos de solidaridad en situaciones límite—, fueron puntales para que Ricardo Sánchez pueda hoy sentirse orgulloso de haber cumplido con éxito su primer año en la carrera de medicina que cursa en la Escuela Latinoamericana con sede en Cuba.

La introducción en esta particular historia no sería completa si se obvia que el joven en cuestión es de origen toba, con todo lo que ello implica: el entorno, su infancia, la marginación social de su raza y de otras etnias, y las limitaciones para acceder a determinados sectores, por más que la frase «nuestros hermanos aborígenes» se haya hecho más una salida elegante o circunstancial de ciertos políticos que una cuestión de sentido común o de pensamiento sincero.

Sus firmes convicciones y ansias de colaborar con los más postergados —desde el protagonismo y el compromiso— fueron clave para que aquel panorama incierto, oscuro y pesimista de su infancia, tome hoy otro rumbo diametralmente opuesto a lo que el destino pudo haberle deparado, como a tantos otros jóvenes de El Impenetrable chaqueño.

Está a mitad del río, pero con la fuerza necesaria y el viento a favor para cruzarlo. Como en aquellos días en que desde el Paraje Paso Sosa —jurisdicción de El Espinillo—, en una balsa construida por su abuelo Roberto Romero Sánchez (para él, su padre) cumplía la rutina de atravesar —de lado a lado— el Bermejito para asistir a la escuela primaria del paraje San Luis, a unos cinco kilómetros de su casa.

Una escuela primaria que lo tuvo como repitiente varios años por la necesidad de acompañar a su familia al laboreo de la tierra y la cosecha del algodón, lo que le impidió cumplir con las exigencias del ciclo lectivo regular.

Una infancia que se llevó a su madre cuando él contaba con cinco años, en el primer golpe duro recibido en un marco de adversidad, donde las limitaciones de todo tipo estaban a la orden del día.

Sus abuelos, con toda la sabiduría propia de los años, fueron —entonces— los pilares de su vida, los consejeros. Y como generalmente ocurre en estos casos, terminar el séptimo grado ya era todo un logro, una hazaña.

No para Ricardo, a quien la vida le deparó el segundo golpe, inesperado: el fallecimiento de su hermanito de cinco años; y más tarde, su abuela.

Pero lejos de abatirse ante las circunstancias o dejarse invadir por la impotencia, se propuso iniciar los estudios secundarios y lo hizo en la ENS 68 de Villa Río Bermejito (hoy CEP 87 General Enrique Mosconi), de donde egresó en 2004 con el mejor promedio final, y lógicamente como abanderado del establecimiento.

Otro logro estaba consumado, pero … ¿Por qué no pensar en estudios superiores? Fue así que con una beca de 400 pesos del Senado de la Nación, otorgada por única vez, inició la carrera de medicina en Corrientes, en la Universidad Nacional del Nordeste.

A los tres meses fue confirmado como uno de los jóvenes becados por el gobierno de Cuba para ingresar en la Escuela Latinoamericana de Medicina, y desde entonces comenzó a escribir otra historia.

A pesar de los golpes de la vida, razones no le faltan para considerarse «tocado por la varita mágica» o «un bendecido de Dios». De él dependerá cruzar la otra mitad del río. Pero su férrea voluntad y firmes convicciones permiten avizorar que la costa está cada vez más cerca, porque esos golpes que desgarraron su alma lo curtieron y le enseñaron a valorar que el sacrificio vale la pena.

De carácter introvertido pero con una personalidad y convicciones definidas, Ricardo Sánchez ha aprendido a valorar lo que la vida le dio. Su incursión por Cuba lo ha marcado ostensiblemente, al punto tal de evidenciar signos de idolatría hacia el líder de ese país.

—¿Sos consciente de que muchos jóvenes querrían estar en tu lugar?

—Puede ser. Soy un joven chaqueño, que tengo el inmenso privilegio de encontrarme cursando mis estudios universitarios en Cuba, gracias a la solidaridad que allí se practica por iniciativa de su líder, el comandante en jefe Fidel Castro.

Mi idea es transmitir esa inmensa solidaridad de un pueblo que, a pesar de soportar un bloqueo que lleva más de cuatro décadas, sigue haciendo realidad los sueños de miles de jóvenes en el mundo entero y apuesta a formar profesionales de la salud con conciencia social, que trabajen en las zonas más necesitadas de sus respectivos países.

Esos profesionales de la salud deberán estar dispuestos a luchar por la vida, con una formación que incluye base médica general y un fuerte pensamiento humanístico.

—¿Qué significa Cuba para vos?

—Cuando vengo de Cuba me preguntan cómo es y cómo es la gente, y muchas veces hablan mal sin conocer. Cuando se habla de Cuba no se puede dejar de mencionar que se trata de un país que no sólo otorga becas a jóvenes de otras nacionalidades para que estudien (entre otras carreras Ingeniería, Licenciatura de Enfermería, Medicina, Licenciatura en Traumatología, Derecho, Deportes, Ciencias Económicas, Arte, Historia o Psicología), sino que apuesta al desarrollo cultural como una forma de llegar a la construcción de ese hombre nuevo del que tanto hablaba el «Che», y por el cual dio su vida.

Hablo de un país que no tiene analfabetos, que posee muy bajos niveles de deserción escolar, que tiene un índice de mortalidad materno-infantil que se compara con los países del primer mundo, con un médico cada 120 familias, un país cuyos niños tienen garantizado un litro de leche diario hasta los siete años.

Es un país sin niños en la calle, donde el trabajo infantil no se conoce, un país que se moviliza instantáneamente y de forma masiva para reclamar junto con su líder y comandante, Fidel Castro, para luchar hasta la victoria.

Un país que exige un proceso judicial justo y un trato carcelario digno para los cinco jóvenes cubanos cautivos en Estados Unidos, que lucha y trabaja por su regreso.

Hablo de un país que nos permite festejar el 1º de mayo, el Día del Trabajo, en una plaza vestidos de rojo, donde la imagen del «Che» está presente en una cantidad infinita de banderas que levantan niños, viejos y jóvenes.

Un país que a lo largo de la historia se ha mantenido firme frente al imperio, porque ya han pasado 45 años de lucha, dedicación y trabajo por la superación y dignificación del hombre y la justicia.

Soy un eterno agradecido a esta posibilidad de seguir estudiando que me brindan, porque no sólo aprendo medicina, sino que también he tenido la oportunidad de vivir en libertad y comprobar que la dignidad humana es posible y existe en Cuba, a pesar de que algunos piensen lo contrario.

Todo ese conocimiento lo quiero transmitir a mi gente, porque volveré a mi tierra para aportar toda mi sabiduría.

Creo que es lo menos que puedo hacer para que la llama de la esperanza siga encendida.
Fuente: Chaqueña.

miércoles, septiembre 13, 2006

Las Nuevas Raíces De Margarita Belén

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En la última década del siglo XIX, un grupo de inmigrantes trentinos llegó hasta lo que hoy se conoce como Margarita Belén, tentado por el paisano Félix Amadeo Benítez, quien obtuvo la concesión de 65.000 hectáreas de lo que entonces era territorio nacional.

No había rutas pavimentadas ni electricidad, ni celulares, ni un Estado al cual reclamarle ayuda. Sólo brazos fuertes y la decisión de construir futuro, sembrando algodón para edificar una de las primeras cooperativas agrícolas del país.

Allí, donde todo empezó, en la cooperativa El Triunfo de Margarita Belén, hoy se concreta el sueño tantas veces hablado de cerrar la cadena de valor del algodón, transformando capullos en sábanas, ropa de trabajo, vestidos y hasta ya se animan a fabricar vaqueros para abastecer a un mercado que, como en tantas otras cosas, compra afuera lo que podrían hacer manos chaqueñas.

No existe detalle fehaciente sobre el lugar de inicio de la siembra del algodón en la provincia; pero sí se puede asegurar que las colonias de Makallé, Margarita Belén y también en las de Benítez, figuran entre los primeros lugares donde se lo cultivó; y debe citarse a Miguel Vargas Reyna entre los primeros productores.

Si bien cultivaba su chacra en las proximidades de su casa, formó su huerta, su quinta de frutales y el corral donde criaba animales, cuyos productos contribuían al sustento familiar.

Las aves de corral —principalmente gallinas— eran infaltables en las casas de los colonos; también se criaban cerdos y en todas ellas se ordeñaban algunas vacas.

En varias de ellas se producían el vino y en casi todas se elaboraba el queso, la manteca y, en tiempo invernal, los chacinados.

Pero pasaron las épocas de esplendor para el Chaco y el país. Una crisis interminable, con picos periódicos, fue devastando bolsillos y marginando a las familias. Los avatares que jaquearon al agro y al sistema cooperativo son muy conocidos para reseñarlos aquí.

Las leyes de promoción industrial que favorecieron a otras regiones, plantearon desde la década del ’80 la paradoja de que en la provincia donde más se produce algodón no se desarrollaba la industria textil en todas sus etapas.

Sin embargo, la premisa de cerrar la cadena de valor del algodón, desde el capullo hasta la prenda de vestir, jamás se quebró en la voluntad de esos luchadores.

La mecha se encendió en 2003, cuando una delegación que organizó la actual senadora Alicia Mastandrea puso a un grupo de empresarios, encabezado por el entonces vicegobernador Roy Nikisch, en la ciudad de Pergamino.

Allí se encontraron con decenas de pymes textiles que fabricaban gran parte de las prendas de marca, que en realidad sólo son una oficina en Capital Federal, con mucho marketing; pero la indumentaria se fabrica en esos viejos galpones, en la provincia de Buenos Aires.

Las casualidades y causalidades hicieron que la crisis se volviera una oportunidad. El pedido desesperado de los socios de la cooperativa El Triunfo de Margarita Belén para que el Estado provincial salve del remate los bienes y las maquinarias fue el disparador, a la postre, para empezar.

A través del fondo fiduciario de asistencia agrícola que conformó el Ministerio de la Producción, se salvó la desmotadora y se firmó un convenio para desmotar el algodón que el mismo Estado adquirió, al intervenir en el mercado para fijar y sostener un precio referencial del textil.

El proceso resultó abarcativo, ya que incluyó a otras empresas y desmotadoras de la provincia, como Warbel, UCAL, Carlos Villacorta de Quitilipi y Traversi de Sáenz Peña.

Luego se convocó a un grupo de mujeres, la mayoría amas de casa, a quienes se las capacitó.
Fuente: La Chaqueña.

domingo, septiembre 10, 2006

Misión Científica De La NASA Encontró Nuevo Meteorito De Grandes Dimensiones

Alien
GANCEDO (Especial agencias Charata y Hermoso Campo) - Un nuevo meteorito de grandes dimensiones fue descubierto ayer en la zona de Campo del Cielo, donde cayó una gran lluvia meteorítica hace cuatro mil años.

El meteorito, que pesaría entre 10 mil y 14 mil kilos, fue encontrado en el cráter número 17 (sin nombre) ubicado cerca del límite entre Chaco y Santiago del Estero, a 22 kilómetros de Gancedo y a 10 del lugar donde se encuentra emplazado el meteorito Chaco y fue descubierto por la misión científica de la NASA liderada por William Cassidy.

También se hallaron otras diez piezas menores, cuyo peso oscilaría entre 80 y 300 kilos.

Treinta lugareños que trabajaron con pico y pala llegaron ayer por la tarde hasta el aerolito enterrado a unos siete metros de profundidad. Allí permanecerá hasta hoy cuando una máquina de Vialidad Provincial llegue para extraerlo y llevarlo al parque Pigüem N’Onaxa.

Al igual que el encontrado en mayo pasado, los científicos del equipo liderado por Cassidy realizaron varias excavaciones y estudios en el terreno, para determinar la trayectoria del impacto del meteorito y la composición de los cráteres formados hace miles de años.

En esta nueva etapa, que se inició el lunes 10 de julio, la misión de la NASA continuará en la zona realizando trabajos de investigación.

Para llevar a cabo las tareas de campo con el fin de localizar un nuevo meteorito, Carlos Cerrutti y Mario Vesconi, de la Asociación Chaqueña de Astronomía, dirigieron durante un mes a un grupo de lugareños, que efectuaron la limpieza y desmalezado en un monte en el cual se encuentran ubicados varios cráteres sin nombre.

William Cassidy, científico y profesor emérito de la Facultad de Artes y Ciencia de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), tuvo una vez más a su cargo la extracción de un tercer meteorito importante en la región, que se suma a El Chaco, descubierto por él mismo en 1969, y al cuerpo celeste desenterrado en mayo pasado, que llegó a pesar 14.850 kilogramos.

El geólogo estadounidense Shawn Wright (especialista en el estudio de cráteres) completó la misión científica, además de Cerrutti y Vesconi, ambos de Resistencia, de la Asociación Chaqueña de Astronomía.

En el lugar NORTE dialogó con William Cassidy, el experto de la NASA que se encuentra desde hace dos meses en la zona realizando trabajos sobre el origen de estos cuerpos celestes y que hace poco descubrió otro meteorito de considerables dimensiones.

"El campo de los cráteres hallados -dijo- queda en las dos provincias. Este nuevo que encontramos puede tener entre 10 y 14 toneladas. En el mismo cráter se han encontrado algunos otros de menor tamaño".

Comentó que "desde el 8 de julio estamos trabajando para encontrar esta pieza. Puede haber muchos más, pero va ser para el otro año por que a fin de esta semana viajo a mi país, los Estados Unidos.

Trataremos de arreglar para seguir muchos años más, dependiendo de la NASA y de otros que ayudan como el gobierno del Chaco y el intendente de Gancedo, Alberto Korovaichuk".

A modo de balance el científico confesó: "Estoy satisfecho por lo que hicimos y me gusta mucho estar aquí, con la buena gente de la provincia, sobre todo porque son muy cooperativos".
Fuente: Diario Norte (08/09/2006).

viernes, septiembre 08, 2006

Dramática Evocación De Tito Gómez, Sobreviviente De La Tragedia De Bella Vista

Angel Glitter
El autor y compositor correntino incluye un capítulo en "De las musas en mi vida", su autobiografía digital sobre lo ocurrido hace 17 años.

El autor y compositor Ricardo "Tito" Gómez, oriundo de Mercedes, nativo del Paiubre, acaba de editar un libro digital, en el género de autobiografía, denominado "De las musas en mi vida", dividido en 25 capítulos, con prólogo de Juan Carlos Jensen, poeta y periodista correntino.

El texto en compacto interactivo revela conductas de funcionarios e intrigas del gobierno y las instituciones correntinas que producirán polémica e indignación, como la ausencia del Estado en el auxilio a las víctimas. Tito Gómez relata los sucesos y denuncia, sin pelos en la lengua, los entretelones de la catástrofe.

Hoy, NORTE reproduce, con autorización de su responsable, el capítulo que explica los momentos previos y el instante final de 13 artistas, antes de que el colectivo que los transportaba, de gira por el interior, cayera al río Paraná.

"Acepté esto como la voluntad de Dios"
Convocados para representar a Corrientes en el Festival Internacional de Folklore en Niza, Francia, comenzamos a ensayar un grupo de conjuntos, solistas, cuerpos de danzas y recitadores en las instalaciones de la Sociedad Italiana.

Habíamos logrado una cohesión y un nivel artístico, quizás inalcanzado en Corrientes.

Prestigiando esta delegación, acudieron a participar artistas de Resistencia, Chaco. El resultado, con la genial puesta en escena de Dante Cena, desbordó la más exigente de las expectativas.

Muchos fueron los sueños depositados en ese viaje. Por nuestra parte, nosotros, los de "Reencuentro", utilizaríamos solamente el pasaje de ida. Desde Francia, pensábamos viajar a España donde nos esperaba uno de los guitarristas de Alfredo Zitarroza, el entrerriano "Dioni" Velázquez.

Éste, nos había escuchado en su pueblito natal de Santa Elena, en el "Festival de la Chamarrita", y quedó muy impresionado por la forma en que sonaba nuestro conjunto.

Apenas bajamos del escenario, lo apartó al "Gringo" quien luego de dos horas de conversación, me contó que "Dioni", quién residía desde hacía años en España nos proponía que fuéramos todos a intentar suerte allá por supuesto, nos dijo, yo quiero tocar con ustedes la primera guitarra.

Lamentablemente, muy lamentablemente, ese viaje no se concretó: a 24 horas de la partida, el entonces director de Turismo, Julio Traynor, suspendió sin motivo aparente nuestra participación en el festival. La indignación de todos fue enorme; para solventar los gastos del viaje muchos habían malvendido sus departamentos ó sus automóviles ... para nada ...

Como la integridad de ese funcionario corría peligro, éste optó por desaparecer de su lugar de trabajo y de su domicilio por largo tiempo.

Indignados, pero decididos a no dejarnos abatir por tantos sueños estafados, resolvimos mostrar al pueblo de Corrientes cuánto valíamos y la calidad de lo que se iba a presentar en Francia.

Comenzamos debutando en el Teatro Vera con un lleno total. Sigue imborrable en mí, el recuerdo de la emoción con que nos abrazamos todos al cerrarse el telón.

Un mes más tarde, el viernes 8 íbamos a presentar nuestra delegación en Bella Vista. El sábado 9 nos tocaba ir a Formosa, y el domingo 10 estaba previsto el Domo del Centenario de Resistencia.

Con cierto retraso, partíamos desde Corrientes rumbo a Bella Vista.

Apenas llegamos, descendimos todos en el Club Juventud; los cuerpos de danzas se quedaron para ensayar, la gente de sonido de FONEA (Raúl Díaz y Patricia Semper), también descendió junto al equipo de iluminación y efectos especiales, para montar todo y preparar el espectáculo de la noche.

De pronto "Yacaré" Aguirre dijo en voz alta: "A ver, vengan conmigo a la radio todos los músicos para que Bella Vista se entere de que ya llegamos".

Partimos en el mismo micro, trece personas, diez músicos, dos choferes y un bailarín llamado "Puchi" González, que, como estaba cansado, (había vuelto de una peregrinación a Itatí), ni se enteró que, sería involuntario protagonista de la tragedia, puesto que no se bajó en el Club ni en la radio, y continuó durmiendo en su asiento del micro.

Dante Cena, que era el encargado de la puesta en escena de "La delegación" nos dijo antes de salir hacia la radio: "Miren que los quiero aquí a las 18.30 para ensayo general, ¿eh?".

Mientras cantábamos, se había generado un clima hermoso entre los músicos que estábamos tocando en la radio, los operadores y la gente de la misma, que sin avisar, alguien trajo una cámara filmadora y comenzó a filmar todo lo que estaba aconteciendo en ese momento.

De pronto miré mi reloj: marcaba las 19.30 y pensé para mí: "Uhhh, Dante debe estar nervioso porque nos retrasamos".

Eran las 19.40 cuando ascendimos nuevamente al micro. Escuché una voz que no pude precisar de quién era, que le dijo al chico que manejaba: "¡Dale, dale, que llegamos tarde!".

Al poner en marcha el Aklo (tal era la marca del colectivo), de procedencia inglesa, muy antiguo y maltrecho, observé encendida en el tablero una luz roja, la que según después supe, indicaba falta de aire en el compresor, ya que éste se había descargado en su totalidad a través de los pulmones de freno averiados.

Llegamos a la esquina, donde debíamos girar a la izquierda para retomar la calle Buenos Aires, pero una camioneta mal estacionada, nos impidió la maniobra.

Nuestro chofer colocó entonces la trompa del vehículo en la bajada, trabando por precaución la rueda delantera derecha contra el cordón derecho de la vereda. Luego, en reversa, intentó retroceder ese par de metros. Pese a acelerar a pleno motor, no consiguió salir de la bocacalle que sería luego nuestra trampa mortal.

El chofer no sabía que al final de esa bajada estaba el Paraná, que de día, se divisa claramente desde allí; pero había oscurecido y nuestra visión llegaba tan sólo, hasta donde alumbraban los faros del micro.

Ante lo infructuoso de los intentos, Ricardo Scófano (nacido en Bella Vista y conocedor de la zona), le dijo al conductor: "Esta porquería no va a subir marcha atrás, más vale que des la vuelta por abajo y salimos por la otra calle". Obviamente, nadie, excepto el chofer, sabía de la falta de presión en el compresor.

Ante el apuro de los que conducían "La delegación", el chofer, creyendo que esa bajada se transformaría luego de unos metros en terreno llano, destrabó la rueda delantera para continuar la marcha por esa calle. Ya en los primeros metros del recorrido, el micro fue tomando una aceleración inusitada, y la primera curva de la pendiente ya la tomó fuera de control, balanceándose hacia los costados.

¡¡¡Los frenos no funcionaban!!! ¡¡¡Mis ojos iban fijados en los brazos del conductor ya que de ellos dependía mi vida!!! Como no sabía que debajo de la pendiente estaba el río, yo esperaba en cualquier momento el corte en la carne o la fractura en los huesos, ya que esperaba el impacto del vehículo sin control contra algo o el vuelco, pero jamás el agua!!!

El pánico se generalizó: entre los gritos de los que estábamos dentro, recuerdo la voz de Ricardo repitiendo desesperadamente: "¡¡¡Este colectivo no tiene frenos!!!" "¡¡¡Este colectivo no tiene frenos!!!".

Esos gritos, sumados a los gritos de terror de todos los que íbamos arriba del micro y el fragor de los neumáticos del Aklo rodando a toda velocidad fueron lo que más impresionó -según supimos después- a los testigos presenciales de la caída. Un peritaje ulterior, estableció que habíamos alcanzado los ¡104 km/h!

Luego de unos 300 metros de carrera desenfrenada, el colectivo despegó el tren delantero del suelo, volteó como a un junco una palmera, y con las ruedas traseras derribó la baranda de la costanera. Un par de segundos antes de iniciar el vuelo por el aire, Scófano gritó: "¡Guarda, que nos vamos al agua!".

Zitto Segovia, que iba sentado en el apoyabrazos del asiento contiguo al mío, pasillo de por medio, me aturdió con otro grito desgarrador: "¡Jesús, yo no sé nadaaar!".

En tanto, la actitud de Carlos Miño, que estaba a mi lado, contrastó por lo serena, con el terror de los demás: abrió en el aire la ventanilla correspondiente a nuestro asiento, previendo quizás la necesidad de una vía de escape.

La altura que verticalmente separó el punto en que nuestro micro abandonó la bajada, de la superficie del agua, era de aproximadamente 15 metros. Hay que sumar a eso, la distancia que con que el impulso que traíamos, nos proyectó hacia el cauce del río. Decir 20 metros quizás sea quedarse corto.

Durante esa parábola mil pensamientos surcaron vertiginosamente mi cerebro. Cuesta admitir cómo y por qué, tantas vivencias pueden desfilar por la mente en tan breve tiempo.

El peso del motor inclinó la trompa del micro hacia abajo, haciendo que éste cayera en zambullida vertical contra el agua. Al impactar, estalló el parabrisas y el agua irrumpió violentamente al interior, impidiendo a los choferes despegarse de sus asientos. Recuerdo que hacía mucho frío, razón por la que todos íbamos abrigados con camperas y todas las ventanillas del micro estaban cerradas.

Conté uno, dos, tres antes que el agua me cubriera. -Difícilmente, un ser humano normal, sería capaz de pensar qué hacer en tres segundos. Aspiré hondamente aire en mis pulmones, y una fracción de segundo antes de entrar en el túnel oscuro alcancé a ver que Carlos Miño ya tenía medio cuerpo fuera de la ventanilla. Actué rápidamente; no sé si por imitación ó por inspiración divina: me tomé del parante de la ventanilla, esperé que Carlos terminara de salir y ya sin ver nada, intenté seguirlo.

Lo que entiendo que fue la succión del colectivo al hundirse, me impedía desprenderme de él. Recién cuando éste tocó el fondo del río, conseguí despegarme. Sin saber nadar, braceando desesperadamente, y sin saber cómo, salí, al cabo de una eternidad, a la superficie.

Sin mis anteojos y en plena oscuridad, no alcanzaba a divisar ningún punto de referencia más allá de escuchar los gritos de mis compañeros de infortunio, pidiendo desesperadamente auxilio.

Pensaba: Ojalá que no me dé un calambre, ojalá que ninguno de los que están alrededor mío se me aferre, porque nos ahogaríamos los dos.

A lo único que atiné fue a conservar la calma; me lo repetía en silencio una y otra vez, conciente de que era preciso ahorrar energías y controlar el pánico. Noté, pese a todo, que mantenerse a flote no era tan difícil como siempre pensé. En uno de los giros sobre mí mismo divisé lo que (según creí), eran las luces de la ciudad, o de la costanera: me pareció vertiginosa la velocidad con la que se desplazaban de derecha a izquierda. Comprendí entonces que la corriente del canal me estaba arrastrando rápidamente río abajo.

El río estaba inusitadamente encrespado esa noche. Atiné a gritar, tímidamente al principio, y luego con vigor: "¡Socorro! ¡Auxilio!", acción que logré sólo a medias, puesto que el agua que se introducía en mi boca sólo me permitía pronunciar la primera mitad de cada palabra.

Después de unos minutos, que me parecieron eternos, interminables, para mi fortuna, "Mozú", un pescador que escuchó mis desesperados pedidos de auxilio, corrió por la costanera hasta el lugar desde el cual el río me llevaba inexorablemente hacia la muerte. ¡Vení nadando para acá! -me gritó- ¡¡¡No sé nadaaaar!!! fue mi respuesta en igual tono. Escuché entonces: ¡Ahí va un salvavidas! ...

El único sentido que conservaba, mi oído, ya que mis anteojos de ver, los perdí al primer contacto con la corriente, me orientó en el momento en que braceé como pude, hacia donde me pareció que había chapoteado al caer, el providencial auxilio. Como pude me introduje en el salvavidas, que me colocó a ras del agua, horizontalmente. Recién entonces, tomé conciencia de que había estado flotando en posición vertical.

Alcancé la costa con mucha dificultad ya que repito, no sabía nadar y, cuando ya estaba al límite de mis fuerzas, mi salvador me ayudó a trepar a la costanera. Le grité entonces: "¡Corré a auxiliar a los demás!", creyendo que por haberme salvado a mí, tenía facultades para hacerlo con los otros ...

Cada vez que recuerdo ese dramático percance y la tan desventajosa situación de la que logré escapar con vida, pienso en la mano que Dios, nuestro Señor me tendió, fue algo mucho más tangible, que un mero empirismo de la Fe. Fue su providencial amparo lo que me apartó del infortunado destino que corrieron los otros ocho.

Las víctimas fueron los dos choferes del colectivo, Joaquín Adán y Miguel Angel "Míchel" Sheridan, "Yacaré" Aguirre, Johnny Bher, "Chango" Paniagua y Zitto Segovia.

Diría yo, el domingo 10, cuando con Alfredo Humberto Norniella, el único periodista con el que, en razón de su vieja amistad conmigo y con el grupo, acepté hacer una nota televisiva. No me parecía ético hacerlo con todos, ante tamaña tragedia y con la presencia visible de los familiares de las víctimas.

Otros, no lo entendieron así.

Luego de los interminables sollozos que dejara Alfredo sobre mi hombro, alcancé a balbucear frente a la cámara: "Sólo Dios sabe por qué unos sí y otros no" ... y el llanto me impidió seguir ...

Ya en la costa, solo, perdido, aterrado y en estado de shock, y sin poder ver nada a mi alrededor, sólo lloraba ... no sabía para dónde ir!!!

De pronto reconocí una voz que gritaba: "¡Titooooo, Titoooo!" y divisé una sombra que emergió de la oscuridad y se me aproximaba corriendo.

Era Ricardo Scófano ... Abrazados, lloramos por largo rato.

Los suboficiales de la Prefectura nos condujeron a las dependencias internas del destacamento. Nos abrigaron con frazadas, que no alcanzaban de ninguna manera, para mitigar el frío del alma ...

Me sentía abismado, no entendía nada; las secas órdenes y los silbatos sólo contribuían a confundirme más.

Llegó poco después a lo que sería nuestro primer contacto con tierra firme, Julio Acebal, un amigo de los músicos de Reencuentro, y me dijo: "Vamos a casa, Tito". Moviendo la cabeza me negué: pensaba que permaneciendo allí haría posible algún milagro más ...

Recién después logré entender que los que no habían salido hasta ese momento, ya no tendrían chance de sobrevivir. Cuando yo providencialmente lo logré, ya estaba más allá del límite de mis fuerzas y de mi aliento ... por lo tanto, los demás ...

En tanto, una chica del Cuerpo de Danzas Tradicionales "Guada", me quitaba las botas y las medias empapadas al tiempo que compartía mi llanto y mi impotencia. Me parecía imposible que mis amigos Gringo y Michel, con quienes había compartido 20 años de música, ya no estuvieran ...

Me di cuenta entonces, de lo infructuoso que era permanecer allí, en ese lugar lleno de órdenes inútiles y sin sentido, con el que yo no tenía nada que ver.

A diferencia de lo que dijeron todos los medios, radiales, televisivos y escritos, la Prefectura no salvó a nadie. Su lancha permaneció amarrada a la costa porque no tenía combustible, y ninguno de los oficiales, suboficiales ó marineros que presenciaron todo desde la costa, fue capaz de arrojarse al agua, de hacer algo por nosotros ... sólo los pescadores ... a quienes les debemos haber salido con vida, Carlos Miño y yo.

Un rato más tarde fue a buscarme Luisa, la mujer de Julio Acebal, y me dijo: "Vamos papito a casa, te voy a sacar la ropa mojada y estarás bien allí". Ellos, eran los concesionarios del Club de Caza y Pesca, frente al cual pasé flotando mientras la corriente me arrastraba.

Abrazado a Luisa, recorrí tambaleante los 350 metros que hay desde la Prefectura al Club de Caza y Pesca y allí, en una pequeña habitación, esa amiga convertida en mamá me cambió toda la ropa mojada como si hubiera sido un bebé recién nacido - porque yo no me valía por mí mismo utilizando para ello, ropa seca de su marido.

Luego, las sirenas de las ambulancias, ya que sus tripulantes, no hicieron más que eso: aturdir con sirenas; los médicos que entraron a la habitación donde Carlos Miño y yo intentábamos recuperarnos del espanto, ni siquiera fueron capaces de inyectarnos un tranquilizante; se limitaron a conjeturar sobre estadísticas de siniestros similares.

"En estos accidentes, la mayor parte de las muertes se produce por atascamiento, cuando dos ó más personas intentan salir por una misma ventanilla"-recuerdo que comentaban-. ¡Realmente patético ...!

Dos horas después de la tragedia, reunidos los sobrevivientes en el Club de Caza y Pesca con el resto de la delegación (que se había quedado en el Club Juventud pendiente de la conducta a seguir), me dije: "Nooo, yo no me puedo ir, me quedo acá, eran demasiado amigos míos". Así que, confundido e impedido para razonar, tomé la decisión de permanecer allí, hasta que sacaran el micro del agua, cosa que recién se hizo el domingo de tardecita. Salió vacío ...

Mientras trabajaban los buzos tácticos venidos de Buenos Aires y el personal de la Prefectura para tratar de sacar el micro sumergido, vagaba por la costa del río y lloraba con cada amigo de "Reencuentro" que se había llegado a Bella Vista para acompañarme; una y otra vez, ellos, me pedían detalles de cómo había sido todo y ese relato lo tuve que repetir, una, dos, cien y ya no recuerdo cuantas interminables veces.

Recién cuando el Aclo emergió vacío, el domingo, me dije: "Ya no hay nada que hacer aquí".

El sábado (el día siguiente al accidente), se presentó en mi habitación personal policial para tomarme declaración testimonial como sobreviviente y yo, que aún continuaba en estado de shock ante la tragedia y la falta de contención médica, obviamente, no supe qué decir.

A veces la justicia ...

Otra de las vivencias que se me quedaron grabadas a fuego en Bella Vista y a la que aún hoy, no he podido encontrar explicación fue ésta que me marcó un determinado camino a seguir, luego del horror: Yo -creo que más que ningún otro- esperaba ansioso que viniera a acompañarnos en el dolor y la desesperanza, y en su condición de hombre más cercano a Dios, el sacerdote Julián Zini.

El, que agrupó a los músicos más talentosos de Mercedes; él, que luego se convirtió en el soporte espiritual y emocional del grupo, esa persona de la que yo tanto esperaba una respuesta a lo incomprensible, tanto en su condición de ministro de Dios, como de amigo ... nunca llegó. Ni cuando el accidente, ni en ese interminable año que siguió al mismo.

A todo lo que acabo de relatar, y al gobierno de turno de esos tiempos, le debo el mayor "stress" postraumático de mi vida; el que aún me acompaña, el que me despierta aterrado y jadeante por las noches.

El cuadro de alucinación y locura en el que quedé sumido, unos cuantos meses después, motivó mi internación en el Hospital Escuela por un mes, y luego otros tres más, en el Hospital Psiquiátrico "San Francisco de Asís" a instancias de médicos amigos como Walter Nigri, el "Flaco" Gallardo y otros doctores más, que como estaba muy "chapita", no recuerdo su nombre.

Quiero destacar en esta parte de mi relato, el aporte incondicional que tanto me ayudó cuando estuve en ese otro trance difícil de mi vida -la locura- la compañía y la dedicación para atenderme y protegerme de quien era mi compañera en ese entonces, Zuni Aguirre ... ella, todos los días venía al Hospital Escuela y luego al Hospital Psiquiátrico, tres veces por día, de mañana, luego cruzaba a Resistencia, luego al mediodía desde donde iba de nuevo a trabajar al Chaco y finalmente a la noche cuando salía de su trabajo.

Su cansancio era indescriptible ... mi eterno agradecimiento para ella desde este libro, por esta y tantas otras actitudes generosas de amor. Si no hubiera sido por ella, seguramente no hubiese recuperado la razón jamás, pero sus cuidados y su ternura, hicieron posible el milagro.

El domingo por la mañana, al verme llorar desconsoladamente con cada amigo que se acercaba a abrazarme, una monja chiquita, tomando en sus manos el pequeño crucifijo que pendía en su pecho, se acercó y me dijo:

"Hijo, nosotros vivimos estudiando esto y ni aún lo podemos entender, (obviamente refiriéndose al sacrificio de Cristo en la cruz) ¿cómo vamos a pretender entender esto otro?" me dijo señalándome el río ... ".

Acepte esto como la voluntad de Dios, que tal vez estaba queriendo cambiarle el rostro a algo o a alguien, para que de aquí, surja un hombre nuevo", esas palabras fueron un bálsamo en mi alma.

Tal vez nunca sepa esa hija de Dios, cuánto me ayudó su actitud de amor.

lunes, septiembre 04, 2006

Las Aguas Termales De Saénz Peña

Embarrassing Bubbles
Hablar de la proyección nacional de Sáenz Peña es hablar de sus aguas termales. El complejo termal, ubicado en el mismo predio donde se levanta el hotel Gualok, fue el centro de visitas de miles de turistas que desde distintos puntos del país pusieron pie en el Chaco para comprobar las propiedades curativas que tienen las aguas.

Las fuentes termales de Sáenz Peña, con una temperatura de salida de 42°, son aptas en casos de reumatismo y artritis crónica, enfermedades de la piel, sedante nervioso, relajante muscular, bursitis, ciáticas y neuralgias, afecciones ginecológicas, anexitis, debilidad general; y es beneficiosa tanto para niños como para mayores y ancianos.

El complejo termal cuenta con saunas, baños turcos, consultorio médico, kinesioterapia, aerosolterapia y jardines.

Todo un orgullo para el exigente turista y para los habitantes de Sáenz Peña y de la región que elijan este complejo para disfrutar de las aguas curativas que manan de lo profundo de la tierra.

El complejo termal municipal de Presidencia Roque Sáenz Peña cuenta con una infraestructura inaugurada el 12 de diciembre de 1981, sobre el terreno en que se asentaba el edificio original construido a fines de los ’50 y que durara hasta 1979, época que puede considerarse de oro en el termalismo nacional, y por ende el local y provincial.

Paradójicamente, al poco tiempo de puesto en servicio como la más moderna infraestructura termal del país hasta ese momento, empezó a suceder una serie de interrupciones cada vez más frecuentes, hasta llegar al punto extremo, a principios de 1999, cuando se tapó la última perforación iniciada a fines del año anterior, echando por tierra las ya tenues esperanzas de recuperar un pasado venturoso.

La suma de voluntades entre la actual gestión municipal, con la ayuda del gobierno provincial y la colaboración del sector privado, nucleado en el Ente Mixto de Promoción Termal (Emproter), logró revertir esa situación cuando, el 6 de enero de 2003, se retomó el funcionamiento después de cuatro años de inacción, y con un solo objetivo: el desarrollo de una nueva actividad económica para la ciudad y todo el interior chaqueño, el turismo.

A fines de ese año se celebró la reinauguración del edificio, totalmente refaccionado y con ampliación de servicios, obra encarada por el gobierno provincial, con una inversión de 500.000 de pesos.

Para tener una referencia de cómo surgió el termalismo en Sáenz Peña es necesario mirar hacia atrás, cuando la visionaria idea de los que hicieron grande la ciudad fue la impulsora de lo mucho o lo poco que hoy podemos disponer, máxime teniendo en cuenta los esfuerzos que ello significaba por tratarse, en aquellos años, de algo desconocido y en un ambiente poco propicio para el desarrollo del turismo.

A mediados de la década del ’30 (de gran sequía), la Dirección Nacional de Geología realizó una perforación que tenía como objetivo la obtención de agua para consumo humano, al comprobarse su ineptitud para tal fin se la utilizó para el regado de las calles.

Poco tiempo después y debido a indicios que denotaban su alta salinidad (se picaban los guardabarros de los vehículos y los techos de las casas, más el color ocre que tomaron las calles y cunetas aledañas al sector de la perforación en la manzana 60 del ejido urbano), sobre finales de la década fueron enviadas muestras para su análisis en Buenos Aires.

El resultado se dio a conocer recién en febrero de 1941, y demostraba las cualidades medicinales de las aguas.

El informe llegado desde la Comisión Nacional de Climatología y Minas de la Nación decía: "Agua cloro-sulfatada, sódica, cálcica, magnésica, ferruginosa; alcalina, bicarbonatada, de mineralización hipermarina e hipertónica.

Rica en iones de sodio y de potasio en primer orden y de calcio y magnesio en segundo; tiene un tercio más de sal que el agua de mar, con una óptima dosificación de flúor".
Fuente: Chaqueña.