"La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos". Luis Donaldo Colosio Murrieta ... "Antes sacrificarí­a mi existencia que echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición". José de San Martí­n (El santo de la espada) 1778-1850 ... "Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse". Duque de la Rochefoucauld, F. Rochefoucauld (1613-1680); escritor francés
El Tiempo por Tutiempo.net

miércoles, julio 26, 2006

La Agonía Del Río Negro

Ligado desde sus inicios a la historia de la provincia, hoy el río Negro no es más que una sombra de aquel paisaje que los primeros colonos vieron cuando surcaron sus aguas en 1878.

Lejos de aquella visión y el significado de vida que tuvo para la comunidad durante varias décadas, el serpenteante dibujo de sus más de 400 kilómetros de extensión ya no es tenido en cuenta, y su paso por pequeñas localidades hasta llegar a la gran ciudad lo ha convertido en una gran cloaca.

La época de esplendor del ahora notorio foco de contaminación hoy perdura solamente en el anecdotario popular de quienes pudieron disfrutar de su balneario o pescar en sus aguas. El paseo costanero y la afluencia de visitantes que atrajo la Bienal Internacional de Escultura desnudan la cruda realidad del patrimonio hídrico histórico del Chaco, que se presenta agonizante ante miles de personas.

Las industrias que se radicaron junto a su curso y la creciente población que fue ganándole espacio al río no hicieron más que sentenciarlo a una muerte lenta.

A esta agresión se le suman décadas de falta de control por parte del Estado, que recién a partir de 1998 generó las resoluciones que permiten hacer un seguimiento; pero esto para muchos llegó demasiado tarde, porque hoy el río se muestra irreversiblemente condenado a una suerte amarga por la falta de programas e inversión que posibiliten empezar a recuperarlo.

El tiempo sigue fluyendo como las aguas pestilentes de su lecho, aunque debajo de cada puente retumben aún las promesas y discursos de prontas soluciones, las que —parece— nunca llegarán porque ni provincia ni los municipios instrumentan un plan concreto que pueda llegar a devolverle parte de la vida que perdió.

Sin embargo, no todo es responsabilidad de los gobiernos; parte de la culpa la tiene la misma población, que hundió su pobreza y sus miserias en esas negras aguas, hoy cubiertas por basura y camalotes.

Este río de llanura, de avance lento, que también supo de crecientes y prolongadas sequías, sigue generando polémicas por su estado y por la difícil situación por la que atraviesa.

Los especialistas lo llaman un río en retroceso, porque su caudal mermó considerablemente y sus aguas no son aptas para beber ni para bañarse: hemos terminado convirtiéndolo en un curso al que sólo se lo puede mirar; pero éste, que debiera ser un espectáculo de la naturaleza en los 33 kilómetros generosos que dedica a la ciudad de Resistencia, producirá cualquier efecto menos una visión agradable, porque muchos de sus tramos no aparecen más que como una frágil línea, pronta a quebrarse.

Desde lejos, solamente, la zona del paseo costanero, inaugurada recientemente, ofrece en principio una visión mejorada, muy diferente de lo que realmente es el río Negro en todo su curso; porque la limpieza apresurada que se hizo no puede ocultar toda la basura que aún hoy se acumula en sus costas y se adivina bajo las oscuras aguas.

Los funcionarios reconocen que se realizan trabajos tanto de control del nivel de contaminación como también de limpieza; estos últimos de manera superficial.

Pero también reclaman una necesaria, fuerte y constante inversión para mantenerlo limpio, aunque no descontaminado; porque el principal problema que enfrenta es el de los efluentes cloacales que llegan a su cauce.

Por eso se puede decir que el río Negro se convirtió en una gran cloaca, difícil de sanear sin un plan provincial, sin fondos y sin el compromiso de la ciudadanía.

Los municipios chaqueños que crecieron junto al río Negro marcan claramente cuáles son sus obligaciones, deslindan responsabilidades y arrojan todo el peso de los cuestionamientos al gobierno chaqueño, específicamente a la Administración Provincial del Agua.

Aunque también reconocen algunas pequeñas culpas, se escudan en lo que marca el Código de Aguas y en la falta de recursos para poder hacer un aporte importante a la causa.

En el municipio capitalino, la secretaria de Obras Públicas, Alicia Ogara, fue directamente al grano y planteó que "todo el sistema fluvial-lacustre, tanto del área metropolitana como del resto de la provincia, dependen de la APA. Por lo que establece el Código de Aguas, es obligación de ese organismo el mantenimiento y recuperación de cursos y espejos de agua en todo el territorio chaqueño".

Eso no quita que lleven adelante tareas conjuntas a través de la firma de convenios para la recuperación de lagunas, muchas de ellas antiguos recodos del río que, en la actualidad, han recobrado una función más que vital para evitar el anegamiento de distintos sectores de la ciudad.

"Respecto del río Negro, estamos trabajando en la limpieza de las costas; porque no contamos con equipos para un saneamiento integral. El último trabajo ejecutado abarcó el tramo comprendido entre los dos puentes, en el que se ubica el paseo costanero. Estamos gestionando ante la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación fondos para este tipo de tareas, porque es una preocupación para nosotros", agrega Ogara.

Por Resistencia se escurre un tramo de río a lo largo de 33 kilómetros, y la obligación del municipio es bregar para que no se construyan viviendas sobre el sistema fluvial-lacustre, un deber que —si consideramos los resultados— parece no haber cumplido.

Sin embargo, Ogara dejó en claro que se rigen por una resolución de fines de los 90; por eso "nos enfrentamos con situaciones de hecho: muchas viviendas emplazadas y construcciones que avanzan sobre la línea de ribera que son de vieja data".

Según estudios efectuados hace un par de años, la comuna capitalina necesitaría destinar 500 mil pesos anuales para mantener libre de residuos y camalotes el tramo del cauce que atraviesa su ejido urbano; sin embargo, ese monto afectado a este destino no forma parte del presupuesto municipal.

"Hace más de una década se pensó en cobrar una eco-tasa para obtener recursos que serían destinados a la limpieza del río; porque los tributos municipales contemplan la recolección de residuos domiciliarios y la limpieza de calles y cunetas, pero ninguno incluye el río.

Esta es una discusión que nunca se instaló, porque no sé si estamos preparados para tener una tasa de esta naturaleza, estrictamente necesaria para disponer de fondos que permitan mantener el río", explicó Ogara.

Las tareas de limpieza se cumplen totalmente a mano. Además, la falta de lluvias significativas hace que el agua escurra muy lentamente; y esto provoca taponamientos y dificulta aun más los trabajos.

Además, la funcionaria municipal reconoció que, en los años que lleva trabajando en el área, nunca supo que se haya dragado el río, otro de los temas reclamados por algunos sectores de la sociedad.

"Hoy el río se limpia por sectores y de manera superficial, cuando lo ideal sería una limpieza de su curso completo".
Fuente: Chaqueña.

viernes, julio 21, 2006

La Leyenda Del Timbó

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En la vasta llanura chaqueña la vida era fatigosa y dura durante los meses de verano. Atravesando grandes distancias, a pie o a caballo, se encontraban algunos modestos caseríos visitados de vez en cuando por algún ciego y su lazarillo.

La llegada del ciego con estampas y baratijas y algunos libros de viajes o vida de santos, era siempre un acontecimiento; y ... al modo de los juglares, el viajero encontraba hospitalidad y afecto en los abnegados pobladores del Chaco legendario.

Un día Timbó, anciano ciego, atravesaba el campo chaqueño con la ayuda de su lazarillo ... La saca enorme contenía los alimentos para el viaje y los libritos para la venta. La mano apoyada sobre el hombro de su lazarillo se hacía cada vez más pesada; y los ojos sin luz sentían, a pesar de las sombras eternas las fuerzas de las brillazones que castigaba la mirada dulce del lazarillo, a quien Timbó amaba como a un hijo.

Iban atravesando una cañada. Era a la siesta. El niño miró hacia el cielo y vio a los pajaritos volar libremente; miró hacia el bosque ... y la agreste selva parecía entonar allá lejos, con la música del ramaje verde, himnos de libertad para invitarlo a disfrutar de un derecho común.

Él, siempre había tenido que vivir sujeto a Timbó, el amigo que lo trataba bien, pero cuya mano temblorosa siempre sostenía sobre el hombro como un peso que lo esclavizaba. No había tenido amigos de su edad.

Estas reflexiones hechas a campo traviesa, dieron al lazarillo una fuerza extraña ... tan extraña, que sin saber cómo, separó bruscamente la mano de Timbó y echó a correr en aras de la libertad.

El ciego no pudo comprender lo que pasaba. Llamó al niño una y otra vez. Lo esperó confiado porque lo amaba y creía en su lealtad.

Sus ojos en eterna noche no pudieron contar las noches y los días; pero él esperaba ... esperaba ... echando el oído en tierra con la esperanza de escuchar sus pasos.

El viento de la cañada se mostró implacable; la lluvia le caló los huesos, y un frío de muerte recorrió el cuerpo del anciano.

De pronto creyó escuchar unos pasos; una tibieza amorosa recorrió su cuerpo, y derramando cálidas lagrimitas, se sintió transportado a una región muy hermosa. El corazón no le latía más.

Llegó la primavera. En aquel mismo lugar creció una plantita, primero tímida y temblorosa como la mano de un anciano que se tiende pidiendo caridad ... después fuerte y vigorosa, como un corazón noble que confía y espera.

Pronto fue esa planta más alta que la selva vecina. Tenía prisa por crecer y ya en lo alto se cubrió de flores, pequeñas como lágrimas, para mirar a la distancia.

Quería ver ... después multiplicó sus orejas y agachando las ramas hacia la tierra pareciera que todavía confiara escuchar los pasos del ausente.

Esta es la leyenda del timbó, un árbol de la región, cuyo fruto, llamado vulgarmente “oreja de negro”, cae al suelo siempre del mismo lado como una oreja en actitud de escuchar.

Y dicen las gentes del campo, que los que viven en ranchos a la sombra de algún timbó jamás se traicionan porque el timbó es símbolo de lealtad.
Autora: Inés Marquez.

sábado, julio 15, 2006

Claudio Colman: Maestro Rural

Entertainer
Colman en vida tuvo una labor fructífica en pos de la educación y las manifestaciones culturales, corales y danzas tradicionales. A los 18 años enseñó en escuelas ranchos. Fue maestro de maestros, pues posee en su haber un extenso como destacado curriculum. Con pasión volcó su vocación docente al servicio de la educación. Empeño que no fue en vano.

El extinto Claudio Antonio Colman, es recordado hasta el día de hoy, por sus colegas y amigos, porque dejó un caudal de capacitación en el ámbito educativo. Como así, en la difusión tradicionalista Argentina.

Su accionar en asociaciaciones repercutió en el ámbito donde le tocó desempeñarse como docente- Misiones y Chaco. Precisamente, en lugares inhóspitos, donde el maestro, lejos de comodidades en zonas rurales, debía amañarse de cualquier manera.

Aquellos egresados en el magisterio, dejaron bien sentado su condición de educandos. Colman recibió el título de maestro y bachiller nacional, al mismo tiempo, en 1951.

Para aquel joven de 18 años, ansioso de seguir el llamado interior, de ejercer con pasión su vocación, fue una frustración, comentaba Claudio, cuando no obtuvo su nombramiento. Entonces viajó a la Capital Federal y se empleó en una fábrica de medias, como peón.

Fue ascendiendo, para acomodar los paquetes, en un camión de carga. A él le gustaba el uniforme que le dieron, era un guardapolvo gris, memoraba con emotividad. Acotaba que por las noches, estudiaba secretariado comercial. Luego se presentó en el Consejo Nacional de Educación, puesto que solicitaban maestros, para lugares inhóspitos, para el sur y el noroeste argentino.

El funcionario Arancibia, preguntó al joven, adonde prefería ir. Colman contestó "donde haga falta un docente, es el lugar que elijo". Este lo miró al joven misionero de arriba a bajo, era delgaducho, negrito y baja estatura.

Tal vez le dio lástima al verlo tan insignificante y habrá dicho para sus adentro, en el frío se morirá en un segundo. Y mostrándole un mapa le señaló diciendo; lo voy a enviar a una escuela del litoral, en Jacarandá, provincia del Chaco, al límite con Santiago del Estero. Este episodio lo recordó siempre.

Se identificaba como un maestro de alma. Casado con Edelida Cañete, egresada con el mejor promedio de la Escuela Normal de Comercio "General José de San Martín" y del instituto Ruiz de Montoya, pertenecía a la primera camada de profesores de matemática. Los hijos son Claudia y Néstor.

El flaquito docente fue con ilusión, a la provincia del Chaco. Era emprendedor y soñador, no sabía que se iba a encontrar con un lugar acampado y ranchos de barro, de pocos habitantes. Tardó tres días en llegar. Viajó en colectivo, tren y llegó en carro.

No era escuela, era una piecita baja de barro, techo de tierra, con espartillo o pasto duro donde crecían las malezas y debían carpir para extraerlos. Y no se amilanó, pidió colaboración de la humilde gente, noble y generosa, había enfatizado. Plantaban algodón y criaban chivos, en tierras del estado.

Construyeron para el joven maestro, un ropero de barro en un rincón de la pieza, los vecinos le llevaban leche, chivito a la parrilla. Los chicos expresaban, " aquí le manda mi mama". Tenía una cama turca, un colchón. Para el rancho improvisaron unos pupitres de troncos, porque los alumnos fueron aumentando.

Fue el primer maestro y director. Los docentes aparecían y al ver el ambiente pobre, no se quedaban. Durante 10 años, fue el único educador. El número de grados fue aumentando. De mañana y tarde, enseñaba y cuando llegó a tener 120 alumnos, formó una cooperadora con los solícitos vecinos, gente buenaza, señalaba Colman.

Para agrandar el rancho de barro, traían del monte los troncos, tirado por caballos, utilizando hacha, formaban los horcones. No tenía sueldo hasta los cinco meses de estar allí. Explicó que pidió al vecino de la zona, don Tomás, si le permitía darle un plato de comida, hasta que cobrara.

Lo miró al maestrito y contestó; "Yo doy de comer 13 bocas y 14, puedo. Siéntese, allí, en la cabecera de la mesa, a mi lado. Cuando recibió su sueldo, siguió comiendo con la familia cordial, con paz y trato afectuoso de padres con sus hijos.

Mientras tanto preparó el barro, y troncos para ampliar la nueva escuela de barro, con techo de tierra. Asaban perdices, chivitos, compartiendo con las familias que cooperaban, en la ampliación escolar. La nueva escuela, era de ladrillos, fabricado por los escasos vecinos.

Mientras se improvisaban mástiles para las fiestas patrias, Claudio que había estudiado folklore con Chiquita de Oddonetto, organizaba danzas, representaba obras teatrales.

Se hacían los preparativos para construir una escuela de material con la ayuda de la cooperadora que había formado. Los grandes, el maestro y chicos amasaban el barro con noria, el caballo pisaba dando vueltas, tarea de los chicos que jineteaban. Hicieron el molde de adobe quemando al horno el barro para hacer ladrillos. Algunos vendían los ladrillos para comprar chapas y tejas para el techo, las puertas y ventanas. El maestro rural, pidió donación al Banco Nación, obteniendo 3 hectáreas para sembrar algodón.

La flamante escuela construida por la comunidad, se dotó de 3 salones, 2 galerías, una Dirección, cocina y sanitarios. En 1958, pasaron a la "lujosa" escuela de material. La alegría era intensa, "porque donde había amor, ladrillos quedaban".

Actualmente se utiliza para el centro comunitario, que lleva el nombre "del maestro Claudio Antonio Collman". El paisaje de la zona era horrible, lo humano, su gente, inigualable. Claudio confesó que no pudo reprimir lágrimas de emoción y agradecimiento." porque las obras educativas se realizaron con cariño, voluntad y amor".

Claudio Collman viajaba todos los años a “ Jacarandá”, Chaco, con su familia, cuando vivía en Posadas. En Misiones, el maestro que dijo ser un apasionado de su profesión, dictó cursos de perfeccionamiento docente en la provincia.

Era egresado por CREFAL, Centro Regional de Educación Fundamental para América Latina en México, ca otorgada por la UNESCO, especializándose en Formación del Maestro Rural" "Alfabetización" y Métodos Educativos".

En el transcurso de una entrevista, habló sobre su experiencia inédita, el campamento gitano a inmediaciones de Bompland y Alem, en 1964. Cuando los invitó a esa comunidad para que asistan a la escuela, estos contestaron: "A la escuela de criollos no vamos, ellos nos desprecian". El maestro contestó, "para aprender, no hace falta cuatro paredes. Con las ganas sobra, levantaremos la escuela aquí".

Con las garras que lo motivaba, hizo levantar una carpa. No faltó el flamear de la bandera. Los gitanos forraron con cretona la carpa y de pupitre, eran colchones encimados. La gitana que hacía de celadora, "los tenía en línea a los educandos", dijo cómicamente. Recibieron las visitas del rey de los gitanos y del inspector del Ministerio de Educación.

En 1960, fue el primer director organizador de la escuela parroquial Santa Catalina de Posadas y director de la escuela 285, hecha con piedra mora, de Candelaria. La maestra era Irma Bonifatto de Daviña. La escuela estaba, dentro del establecimiento yerbatero “Santa Cecilia” de Navajas Centeno.

La escuela y el maestro son servidores de la comunidad, explicaba, no es cerebro sino corazón y sentimiento participativo. De su extenso curriculum, nombramos algunos:

Fue Director del Instituto Roque González. Director organizador del Centro de Rehabilitación del Ciego, “Santa Rosa de Lima”. Supervisor de alfabetización de DINEA, experto en método "Cuissenaire Gattegno, enseñanza dinámica para la aplicación de aritmética y geometría, regletas y geoplano y letras en color, otorgado por el Instituto Bernasconi, de Buenos Aires. Secretario del Centro de Estudios de Misiones. Director General de “Asuntos Indígenas, visitas a proyectos de escuelas rurales y comunidades indígenas”. Participó en teatro y coro” Armonía” dirigido por el padre Francisco Wissling en 1955 y otros perfeccionamientos en su haber.

Claudio Colman, recordaba anépdotas de su maestra de primer grado, en la escuela “Parque Fragueiro”, doña Elina Marcenaro de Ciamberlan. Aclaraba que para los que cumplieron 50 años como educadores, no podían decir que la meta estaba cumplida, porque es un desafío de por vida.

El paso del maestro por la vida es como la estela, que marca un navío en su trayecto. Y recordó algunas palabras de la profesora Nélida Giménez Giorio de Colombo, en su boletín de calificaciones:

“Alguien dijo una vez, que los maestros constituyen una raza especial. Tienen algo de roca, de ave, de árbol. Roca, porque soporta muchos golpes, ave, porque sobre vuela las tormentas, árbol, porque tienden su ramas hacia lo alto, sin doblarse para mirar hacia abajo".
“Mecha” Villalba.
Fuente: TerritorioDigital.

martes, julio 11, 2006

La Locomotora De Las Breñas: Una Historia De Fierro

Conductor

LAS BREÑAS - Llegó a Las Breñas remolcada por un tren auxiliar, cuando se desempeñaba como jefe de estación Pedro Toribio Revelli. Vino rodando desde la estación Córdoba (ciudad), donde era utilizada para maniobras internas. Hizo escuchar su pitada el 8 de diciembre de 1981, cuando a las 22 sus ruedas se detuvieron frente a la estación ferroviaria.

Paco Albarrán, quien se encontraba entre un grupo de vecinos especialmente invitados para el recibimiento, dijo: "Quiero ver de cerca este bicho de fierro que se quedará con nosotros para siempre".

Así arribó a su lugar de descanso la locomotora a vapor La Burgeoise, fabricada en la ciudad medieval de Brujas, Bélgica, en 1910, con sus 56 toneladas, identificada en el nomenclador de Ferrocarriles Argentinos con el número 4267, perteneciente a la serie octava con movimiento mecánico Wache, tres acoplados de rodamiento y un tender para la leña.

Esta máquina, ante la solicitud de la municipalidad local, fue cedida por Ferrocarriles Argentinos, línea General Belgrano, para ser emplazada en la plazoleta de la estación, como monumento, con motivo del quincuagésimo aniversario del municipio breñense. De allí que integre la plazoleta Cincuentenario Municipal de Las Breñas, Monumento a Ferrocarriles Argentinos.

Para llegar a Las Breñas recorrió el trayecto desde Córdoba a Santa Fe, pasando por San Francisco, y desde Santa Fe hasta la capital del inmigrante por Laguna Paiva, San Justo, San Cristóbal, Tostado y General Pinedo, hasta llegar a Las Breñas.

Acompañaron a la máquina Gerónimo Navarro, jefe de la oficina primera del depósito de locomotoras diésel de Córdoba, y los auxiliares Jorge Müller y Ambrosio Palomeque, quienes durante diez días finalizaron los trabajos de acondicionamiento de la locomotora y pintaron hasta los últimos detalles, porque la consigna de Ferrocarriles Argentinos era que la locomotora debía ser entregada al municipio de Las Breñas el pleno funcionamiento, desde el silbato hasta las luces y todo su planta impulsora.

La Burgeoise, a partir de 1916, cumplió el recorrido Santa Fe - Vera - Resistencia, remolcó trenes con muchas toneladas de carga, pero también vagones con los primeros contingentes de inmigrantes que por ese lado ingresaron en el Chaco.

Luego, en 1925, y por algunos años más, recorrió las vías santiagueñas y chaqueñas del sudoeste, pasando por Las Breñas y saludando a los pobladores haciendo escuchar sus pitadas, como a los lugareños que encontraba en el camino rural paralelo a las vías férreas.

Su maquinista, cuando contaba con más de sesenta años y se enteró de que la locomotora estaba en Las Breñas, un día vino a visitarla, subió a la cabina y al tender, recorrió con la vista todas sus partes, estuvo un rato pensando y dos lagrimones surcaron sus mejillas: "Miles de kilómetros hicimos con ella. Parece mentira que hoy la vuelva a ver", dijo con la voz entrecortada.

Para emplazarla en la plazoleta del cincuentenario como monumento a Ferrocarriles Argentinos, ubicado a unos treinta metros de la vía principal, en lo que era el patio de la estación sobre la avenida San Martín, la Municipalidad y una cuadrilla de Vías y Obras levantaron un desvío de ciento veinte metros hasta llegar al pedestal donde actualmente reposa con su historia de hierro.

Una vez trabadas y soldadas sus ruedas a los rieles, se sacó el terraplén y la vía auxiliar, quitándose los cientos de metros cúbicos de tierra y quedando ella inexplicablemente hoy para muchos entre planteros circulares y césped, casi sobre el borde de la avenida.

El acto inaugural de la plazoleta y el monumento se realizó el 19 de diciembre de 1981 con la asistencia de autoridades de Ferrocarriles Argentinos, del gobierno provincial, la mayoría de los comisionados municipales del Chaco y la comunidad breñense. El entonces comisionado municipal de Las Breñas dijo:

"Hemos logrado que venga a descansar en la plazoleta del Cincuentenario como pieza histórica y elemento demostrativo, para que las futuras generaciones puedan conocer cómo eran las locomotoras a vapor que viajaron por las vías argentinas, llevando el progreso a todo el país".

El fundamento principal del monumento con la locomotora es que Las Breñas es el fruto de las vías del ferrocarril, ya que a cada veinte kilómetros del tendido se determinaba una estación; y cada diez, un desvío.

Así nació Las Breñas como la estación del kilómetro 725 y a partir del nivel fijado por el Instituto Geográfico Militar, en 1924 los agrimensores iniciaron los trabajos de mensura de Las Breñas y su colonia General Necochea, creadas en 1921, cuyo decreto presidencial preveía la medición de las tierras.

La Burgeoise es la única máquina de su tipo en todo el país. Existen otras de menor porte y tonelaje en las estaciones ferroviarias de Mar del Plata, Rosario Norte, La Banda (Santiago del Estero), Rafaela, Santa Fe, había una en Simoca (Tucumán) pero fue vendida hace algunos años al Museo de Locomotoras de Moscú, Rusia. De allí que las palabras del acto inaugural resultaran proféticas:

"Es un privilegio para Las Breñas y su estación ferroviaria contar con esta máquina, cuya importancia histórica crecerá con los años, cuando los niños del tercer milenio puedan tocar con sus manos esta historia de fierro."

Fuente: Diario Norte.

Presidencia De La Plaza, A 85 Años De Su Fundación

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PLAZA - Los pequeños focos de civilización que emergieron en diferentes puntos de la zona donde hoy es Presidencia de la Plaza empezaron a conectarse con la llegada del Ferrocarril.

Creado por Ley 5.559, en 1908, denominada de “Fomento de los Territorios Nacionales”, que autorizaba al Ejecutivo nacional a la construcción de una línea férrea desde el Puerto de Barranqueras, sobre el río Paraná, hasta empalmar con el Ferrocarril Central Norte con un ramal de la línea de Añatuya al Chaco.

En noviembre del mismo año, el diario “La Prensa” publicó la declaración del ministro de Obras Públicas de la Nación que la extensión del recorrido del ferrocarril había pasado los 100 kilómetros y que para el próximo año llegaría a los 150.

Lo que significa que la línea férrea llegó a lo que hoy es Presidencia de la Plaza en los últimos meses de 1910. “KM 109” se llamó, y en principio fue uno de los tantos apeaderos que jalonaban las líneas férreas que se internaban en el corazón boscoso del Chaco.

A medida que se extendía el ramal, nuevos colonos se fueron interesando por los suelos a la vera de la vía. Se metían en el monte hasta unos 25 kilómetros para reconocer la superficie con el objeto de determinar sus condiciones agro ganaderas.

Si bien los trabajos ferroviarios fueron determinantes para la existencia, primero, del KM 109 y, luego, de Presidencia de la Plaza, antes, la radicación de parajes y obrajes le dieron aisladas pinceladas de civilización al territorio.

Vitorio Ghio fue uno de los que había instalado. Tenía un aserradero, virtud que le valió para celebrar un contrato con el Gobierno y proveerlo de durmientes para el Ferrocarril, ya que a la Nación también la seducía las vírgenes montes circundantes, que además de su potencial boscoso, las tierras eran aptas para el pastoreo y la agricultura.

En 1910, los hermanos Rudaz se afincaron en la zona dedicándose a la producción ganadera. Tiempo después llegaron otros con los mismos anhelos y esperanzas. Se los recuerda como los pioneros de la primera oleada de hacendados que salpicaron la región desde 1910 en adelante.

Al llegar, los nuevos pobladores que se afincaron en derredor del apeadero del Ferrocarril, dieron con los habitantes originarios de la zona; La Cruz, Pinaii y el Peruano eran los mansos jefes aborígenes que, junto a sus tribus, se dedicaron al laboreo de la tierra.

En el último trimestre de 1910, el paisaje comenzó a transformarse aceleradamente en las inmediaciones del aserradero de Don Vitorio Ghio.

El constante aumento de habitantes y la importancia que la zona fue adquiriendo sedujo a varios comerciantes a radicarse en las del KM 109. Como Carlos Cernigoy, con un almacén de ramos generales, Francisco Puighó con una panadería y José Sangra con un comedor y una posada.

Fueron los pioneros de la actividad comercial placeña que sumaron a la primera casa de ramos generales existente en el paraje de Don Vitorio Ghio.

Victorino de la PlazaSegún antiguos pobladores de Presidencia de la Plaza, el lugar comenzó a llamarse de esa manera desde que el doctor Victorino de la Plaza asumió la primera magistratura a raíz de la muerte del entonces presidente Roque Sáenz Peña, en agosto de 1.914.

Cuatro años después, por decreto un decreto del Poder Ejecutivo Nacional comienza a realizarse las primeras mensuras de las tierras.

El 11 de julio de 1921, el decreto firmado por el presidente Hipólito Yrigoyen pone fin a largos años de estancamiento del régimen de tierras fiscales -ocupadas, de hecho, por ganaderos, agricultores, comerciantes y trabajadores que se habían aventurado afincándose en aquellos alejados parajes- dando nacimiento a Presidencia de la Plaza.
Fuente: Primera Línea.

viernes, julio 07, 2006

La Mujer Que Dirige Un Centro De Detención

Policewoman
En la casa le dicen Reina. En el trabajo, Del Río, a secas. Y entre esos andariveles transcurre la vida de Reina Del Río, la subcomisaria de 37 años que desde hace dos meses está a cargo del Centro de Detención de Mujeres de Fontana. Es la primera mujer que ocupa este puesto, y méritos no le faltan. De hecho, para llegar hasta acá, la muchacha debió recorrer un largo camino. Contra la corriente.

De chiquita le gustaban las novelas negras y soñaba con ser detective; pero nadie le llevó el apunte hasta que terminó la secundaria y quiso ingresar en la Escuela de Oficiales. Hasta último momento su madre trató de persuadirla. Quería que fuera maestra. Pero Reina fue perseverante y consiguió que firmaran el permiso, a regañadientes.


Adentro tampoco le fue fácil. "Sobre todo por el trato". Todavía no existían los cursos femeninos, como ahora; y las pocas mujeres que se animaban a vestir el uniforme debían soportar una rutina de quince horas que no estaba diseñada para el sexo débil.

Sobre eso afirma, rotundamente: "Los hombres tienen la fuerza física; la mujer, la inteligencia. Las materias que a nosotras nos llevan dos años, a ellos les llevan tres".

Pero si la declaración insinúa una guerra entre sexos, habrá que decir que en la Escuela de Policía conoció a quien hoy es su marido. Aclara que él abandonó; mientras ella egresó como oficial subayudante, en noviembre de 1991.

Así comenzó su derrotero por las comisarías Primera, Sexta, Séptima y Octava, donde cumplió guardias de veinticuatro horas, labró actas, intervino en accidentes de tránsito, enfrentó a borrachos y se midió con delincuentes, cuerpo a cuerpo.

Recuerda su primera vez: un baile en villa Río Negro que terminó con un tiroteo cruzado entre festejantes y policías.

—¿Y qué pensó en ese momento?
—Cualquier cosa. Te preguntás qué estás haciendo ahí, si te quedás o salís corriendo —contesta Del Río; aunque quizás en su respuesta se esté colando Reina, madre de una nena de 13 años y un varón de tres, que ahora sonríen desde el único portarretratos que adorna su escritorio.


—¿Cómo lleva su vida familiar?
—Y, bueno, cuando llego trato de fijarme qué comieron, si la ropa está limpia, si tienen todo para la escuela. Mi suegra me ayudó siempre. Mi hija es responsable y hace todo sola; no hay que estarle encima. Y mi marido está acostumbrado —Reina se ríe—. El también pasó por la Escuela de Policía y sabe cómo son las cosas; y la verdad es que es un hombre muy bueno, tranquilo y muy seguro de sí mismo. Hay mucha confianza.


—¿Dónde tiene más poder, en su casa o en el trabajo?
—No sé —se ríe, casi a carcajadas—. Con mi marido tenemos relación buenísima, hablamos mucho; y con los chicos trato de ser comprensiva. Somos abiertos. Intento que sean conscientes de lo que hacen y les digo adónde les conviene ir y adónde no. Pero no me gusta prohibirles las cosas.


—¿Con las internas es igual de comprensiva?
—Mmm ... No sé si soy fría, no sé. Trato de comprender, las respeto; pero nada más. Al principio me costó. Trabajar con detenidos es otra cosa. No es lo mismo meter a alguien preso, que cuidarlo. Es otro trato. Para un policía el delincuente es lo más bajo que hay. Después te das cuenta de que son seres humanos y que ya está cumpliendo su pena.


—¿Hay más entendimiento entre mujeres?
—La ley exige que el Centro de Detención de Mujeres esté manejado por mujeres. Se evitan malos entendidos. Por ejemplo, una mujer puede entender mejor la situación de aquellas que están detenidas con su hijo. Ahora tenemos dos. Pero, además, las mujeres de por sí tienen buena conducta. Son otros tipos de delitos. La mayoría está por crímenes pasionales, o por drogas, lo que se dicen mulas. No son peligrosas.


—¿Cómo es su relación con los hijos de las convictas?
—Buena, muy buena. Los chicos se pueden quedar con la madre hasta los cuatro años. No tienen lugares propios, duermen en el pabellón, con las otras; pero es buena la relación. Si están enfermos, los llevamos al médico; los que no están bautizados se bautizan acá, las chicas los miman mucho; salen bien malcriados.


—¿Siente lástima?
—¿Por los chicos? Puede ser. Tratamos de que estén lo mejor posible; ellos no tienen nada que ver.


—¿Y por las madres?
—No. Pero puedo entenderlas. Tenemos el caso de una señora que mató a un hombre que había abusado de su hija. Otras que mataron a su marido porque les pegaba. Nadie sabe cómo puede reaccionar si le toca vivir esas circunstancias.


—¿Alguna vez se sintió discriminada?
—¿Dentro de la Policía? —Reina piensa, piensa, y por momentos parece que va a contestar Del Río; pero al final gana ella—. Digo que sí. Por ser mujer, cuesta más ascender.


—Pero a usted la ascendieron
—Sí —se ríe—, desde el 29 de mayo de 2006, cuando asumí como jefe de la división.


—¿Jefe o jefa?
—Jefe —contesta Del Río, y no duda—. Jefa quedaría muy ... No sé, no existe esa figura, la palabra jefa no me encuadra.

Fuente: La Chaqueña.

domingo, julio 02, 2006

Delio Ruiz, El Sacerdote Que Unió Chaco Con Filipinas

Wood Cross
El sacerdote Delio Ruiz toma entre sus manos un pequeño globo terráqueo, de esos que se usan en la escuela para enseñar geografía, y traza una línea imaginaria entre Chaco y Filipinas.

Así, comprueba una vez más que la provincia donde nació y el lugar que eligió para misionar están justamente en los lados opuestos del planeta.

Dos puntos que pudo unir gracias a su vocación religiosa que nació en General San Martín, cultivó en Resistencia, y que finalmente lo llevó a trabajar en favor de los que más necesitan en unos lejanos archipiélagos del sudeste asiático.

El padre Delio, como lo conocen todos los fieles de las parroquias del Chaco por donde pasó, nació en Colonia Elisa hace 44 años.

Pero su vocación religiosa comenzó a tomar forma en General San Martín, más precisamente en el seno de la congregación Dehoniana de esa localidad, y continuó en la casa de formación que los dehonianos tienen en Villa Chica, en Resistencia.

Hace tres años partió hacia Filipinas para cumplir con una misión encomendada por la Iglesia Católica en un lugar que hasta ese momento le resultaba completamente desconocido.

Pero antes debió pasar tres meses en Dublín, Irlanda, para poder aprender el inglés, un idioma que le permitió junto al castellano, conocer mejor las costumbres de los filipinos y acercarse un poco más al cebuano, la lengua hablada por unos 10 millones de personas y que rivaliza con el tagalo como lengua principal filipina.

Licenciado en Teología Bíblica, el padre Delio desembarcó en Filipinas para asentarse en Dumalinao, una de las principales localidades de Zamboanga del Sur, una provincia con economía agrícola que tiene en la deforestación uno de los pocos puntos comunes que comparte con el Chaco.

Allí desarrolla su labor en la parroquia San Isidro Labrador junto a un sacerdote polaco, otro filipino y un religioso consagrado de Indonesia. Los cuatro se reparten las tareas para atender las demandas de los cientos de fieles que asisten a las 90 capillas de la zona.

"A Filipinas llega muy poca información de Argentina. Las pocas noticias que llegan lo hacen a través de la CNN en Hong Kong", cuenta el religioso, aunque aclara que gracias a la red internet puede consultar noticias del Chaco. "Casi siempre ingreso a la página de NORTE digital", revela.

Asegura que no le costó demasiado adaptarse a las costumbres de los filipinos, pero reconoce que al principio no fue fácil olvidarse del asado y del mate, dos hábitos que cuestan mantener por esas latitudes debido al alto costo de la carne y al hecho de que para conseguir yerba hay que viajar varios kilómetros hasta Manila, la capital de Filipinas, y estar dispuesto a pagar unos 10 dólares por sólo medio kilo.

Pero la vocación pudo más que las barreras culturales y el padre Delio dice que se siente feliz de poder evangelizar en Dumalinao.

"Veo que mi vocación misionera se hizo realidad", señala al término de la charla que mantuvo ayer con NORTE en la casa de formación que la congregación Dehoniana tiene en Villa Chica, donde aprovechó para descansar un poco después de casi treinta horas de avión que le demandó unir Filipinas con su tierra natal.

Quienes no tengan oportunidad de saludarlo personalmente podrán mantener contacto con él a través del correo electrónico en la dirección deliovia@yahoo.com.ar