Golpes A Las Puertas Del Tiempo
En vísperas de la presentación de su última novela en la Séptima Feria del Libro Chaqueño y Regional que se realizará entre el 20 y 25 de febrero en Resistencia, NORTE entrevistó a Enrique Gamarra, eminente escritor y formidable lector que ha hecho de la literatura su modus vivendi.Para Buby todos los caminos conducen a la escritura, poco importa si vienen de la realidad o de la imaginación, lo importante es escribir, porque para él es como un hecho fisiológico sin el cual la vida no tendría sentido.
Una pregunta ritual: ¿Cuándo empezó tu pasión por la escritura?
-No guardo memoria de ese extraño fenómeno. Lo que sí recuerdo es que ya de niño borroneaba versos en mi cuaderno de matemáticas, lo que me valió la reiterada reprimenda de mi maestra de entonces ...; no podía imaginar lo acertada que estaba.
¿Te gusta la gran literatura?
-Me apasiona la gran literatura. Pero hay que preguntarse qué es la gran literatura: autores como Carpentier, Rulfo, García Márquez, Roa Bastos, por nombrar algunos. No me agradan los más vendidos, los más conocidos, salvo los nombrados. Acerca de los más vendidos, los más conocidos, y que ocupan grandes titulares en los suplementos literarios del país, generalmente no son los mejores.
Hay una cuestión editorial que tiende a la promoción, al conocimiento de autores que no siempre alcanzan la categoría de literatos. Creo que existe una sola literatura, una sola jerarquía de literatura, y es la propiamente dicha, la otra, la apócrifa, no es literatura. Existen grandes depredadores de la literatura; generalmente son los que venden en forma desmesurada, Harry Potter es un ejemplo, El Código Da Vinci, es otro. Eso no es literatura.
Para vos, ¿existe la literatura chaqueña?
-Existe literatura que se ha escrito en el Chaco. ¿Te parece que lo dejamos ahí?
Lo dejamos ahí. ¿Cómo se llevan vida y literatura en la vida y en los libros?
-En principio, creo que todo libro es autobiográfico. En alguna medida, el autor se proyecta en las criaturas que crea, en la peripecia, en la totalidad de su obra. Estoy convencido de que para conocer a un autor, nada mejor que leer sus libros. Nadie duda de que García Márquez es colombiano, a partir de sus libros, o, Rulfo, mejicano.
Creo que la vida es la gran fuente que nutre a todo libro. Detrás del más pequeño hecho real, está una serie de episodios: peripecias que siempre exceden al más grande acontecimiento imaginario. Te podés imaginar el más grande acontecimiento, pero el más pequeño hecho real tiene más importancia que lo imaginado, porque detrás de ese pequeño hecho hay un montón de historias laterales, vertebrales.
¿Sabés cómo nació mi última novela?, una vez lo ví a mi viejo mirando una fotografía de setenta años atrás y se preguntó, ¿y éste quién es?, y era él. Ese hecho determinó la novela. Un hecho real que sustenta todo el cúmulo imaginario llevado al libro.
¿Sentís que hay diferencias entre poesía popular y poesía culta?
-La concepción de ese sentimiento denominado poesía es única, intransferible. No creo que sea correcto subestimar o invalidar la poesía popular. No puedo olvidar por ejemplo, a García Lorca.
Ahora bien, no toda "poesía popular" es trascendente, a veces no excede los planos de lo meramente costumbrista, y esto, por supuesto, es la negación de la poesía. Tampoco creo demasiado en la "poesía culta" si lo más importante en este caso es lo adjetivo, antes que lo sustantivo.
¿En qué género literario te sentís más cómodo?
-Me siento exactamente igual en los dos.
¿Cómo tomaste los reproches que te hicieron acerca de tu supuesto abandono de la poesía cuando abordaste la narrativa?
-(Ríe). Con mucho humor, sobre todo cuando compruebo que hay cierta gente que sigue llamándome joven poeta, que es el rótulo inicial de mi carrera. Creo entrever en este tipo de actitud cierta clase de fidelidad hacia aquel joven que inició su carrera escribiendo versos, y que como lector, se sintió identificado con mis libros iniciales.
Además -no sé si decirlo o no-, pero cuando la gente me pregunta si lo que cuento en tal o cual novela, en tal o cual libro, es real, he aprendido a decirle que si, porque en cuanto le decís que eso es pura ficción, te miran como despreciándote, como si estás incurriendo en cierto tipo de estafa que no podés clasificar.
¿Sintetizarías en una frase el significado de tu última novela?
-Es un intento de mirar el pasado con piedad, con humor, con nostalgia, y también el intento de reconstruir un mundo perdido, pero que marcó a mucha gente en un momento histórico fundacional, tal vez, en homenaje a los seres que siguen ocupando el centro de mis sentimientos. La punta del bastón es una metáfora, como que se está golpeando las puertas del tiempo para poder entrar en él.
¿Se hará la presentación formal de La punta del bastón?
-El sábado 24 de febrero, a las 22 hs, en el Centro Cultural Nordeste, en el marco de la Séptima Feria del Libro Chaqueño y Regional.
¿Cómo quisieras que sea el destino de tus libros?
-Lo que querría todo autor: que sobrevivan a su creador, a su culpable. Las contingencias de la vida del creador nada tendrán que ver dentro de cien o doscientos años, sí los libros.
¿Cómo impactaron en tu ánimo los premios y distinciones?
-Nunca he creído que los premios te hacen ni mejor ni peor. Son una circunstancia en la vida del escritor. No puedo olvidar que Borges jamás obtuvo el Nobel de literatura. Tampoco Rulfo, tampoco Tolstoi.
¿Algo para agregar?
-Hay tantas cosas para decir ...; qué pasa con la literatura de nuestro tiempo, por qué no se lee. Cierta vez me preguntaron qué mensaje le dejaría a los jóvenes, contesté que les diría solamente una cosa: que no saben lo que se pierden por estar divorciados de los libros.
Fuente: Diario Norte.
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