"La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos". Luis Donaldo Colosio Murrieta ... "Antes sacrificarí­a mi existencia que echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición". José de San Martí­n (El santo de la espada) 1778-1850 ... "Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse". Duque de la Rochefoucauld, F. Rochefoucauld (1613-1680); escritor francés
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miércoles, febrero 22, 2006

Meteoritos De Campo Del Cielo

Comet
El Gran Chaco está situado en el centro de América del Sur, lindando al oeste con la región Andina; con la región de los bosques tropicales lluviosos, al norte; al este, con los ríos Paraguay y Paraná, y al sur, con la Pampa. Abarca parcialmente el sur de Bolivia, Paraguay y el NE de la Argentina.

Es una gran llanura sedimentaria cubierta de parques y sabanas subtropicales, que se extiende en un área de aproximadamente, 1200 km. en dirección norte-sur y unos 500 km. en dirección este-oeste. El suelo, completamente libre de piedras, se compone de capas de arena y barro.

En el límite sur de las provincias argentinas de Chaco y Santiago del Estero, se encuentra la dispersión meteórica de Campo del Cielo. Esta dispersión se originó por el impacto de un meteoroide metálico de notables dimensiones, probablemente, hace unos 5800 años.

Las características peculiares que presenta (el tamaño y la alineación de los cráteres, la gran masa y el alto contenido de hierro de los fragmentos encontrados, etc.) han llamado la atención durante mucho tiempo.

Mucho se ha escrito sobre este fenómeno, y en particular siempre se menciona como un dato curioso el conocimiento que de este extraño suceso poseían los aborígenes que habitaban la zona antes de la llegada de los españoles.

Existen evidencias de que América del Sur fue impactada en forma múltiple por distintos cuerpos desprendidos de un mismo meteoroide (Cassidy et al., 1965). El Dr. Truman Kohman sugiere que un meteoroide padre entró a la atmósfera terrestre en una órbita muy llana y se fragmentó a gran altura en uno o más desmembramientos violentos.

Otra posibilidad, que nosotros creemos más acertada, es que se trate de un impacto que podríamos denominar tipo Shoemaker-Levy 9 (haciendo referencia a la inmersión de dicho cometa en el planeta Júpiter, Tancredi, 1999). En cualquiera de los dos casos este impacto habría ocasionado, entre otras, la dispersión meteórica de Campo del Cielo.

Ésta se caracteriza por la sorprendente concentración de grandes meteoritos metálicos y la disposición de los cráteres de impacto: éstos están perfectamente alineados a lo largo de una recta cuya dirección es N60°E; la longitud de esa configuración es una de las más grandes observadas en la superficie terrestre, que entre sus extremos supera los 17.5 km.

Basta con mencionar, por ejemplo, el grupo de cráteres de Sikhote-Alin en Siberia con 1.2 km de longitud, el grupo de Kaalijarv en Estonia con 1 km. o el de Henbury en Australia con 0.7 km.; además, algunos cráteres se presentan de a pares.

En general son de forma elíptica (con el eje mayor en la dirección NE-SO) o circular con depresiones poco profundas en relación a sus radios, y en la mayoría de los casos con presencia de un bajo pero distintivo abultamiento en el borde.

El campo de dispersión meteórica tiene una extensión aproximada de unos 100 km. de longitud por 3km. de ancho. Los meteoritos se concentran fundamentalmente en su extremo sudoeste. (Cassidy et al., 1965).

El paisaje que presenta Campo del Cielo no es un conjunto de vegetación homogénea, sino una llanura herbosa interrumpida por extensiones más o menos grandes de bosque, conocidas con el nombre de isletas, repartidas irregularmente. El terreno es extremadamente llano con una altura aproximadamente de 100 m. sobre el nivel del mar.

El suelo está compuesto por arena muy fina, arcilla, caliche (costra de carbonato que recubre una piedra), y algo de humus. Su alta permeabilidad se ve reflejada por la ausencia de agua permanente en la superficie. No hay en la región ninguna estructura rocosa emergente de la superficie y, a excepción de los meteoritos, no existen virtualmente fragmentos de mineral más grande que los granos de arena (Villar, 1968).

La región se caracteriza por un clima siempre cálido, y una distribución geográficamente irregular de las lluvias. Desde los ríos Paraná y Paraguay las lluvias decrecen hacia el oeste, y al mismo tiempo de forma gradual el invierno se va transformando en una estación seca.

Las lluvias coinciden con las máximas temperaturas (del orden de los 43 ° C), por lo que hay gran evaporación, y la zona occidental tiene características semiáridas y un clima con rasgos continentales.

De los relatos de los cronistas parece inferirse que en siglos pasados el área (conocida como "Desierto de Otumpa") integró la zona climática semiárida del Chaco, que hoy se extiende algo más al oeste. Ésta se caracteriza por severas deficiencias hídricas (lluvias anuales entre 500 y 700mm.), y una marcada estación seca. La vegetación se caracteriza por la proliferación de cactus y formaciones arbóreas con especies ricas en maderas duras, hojas pequeñas y espinas (Cammarata, 1979).

Algunas localidades del área son Gancedo, Charata, General Pinedo, el Paraje Las Víboras, Mesón de Fierro y Hermoso Campo. Actualmente es una región de intensa actividad algodonera, habiendo sido desmontadas grandes superficies.

Veintiséis son los cráteres documentados de la zona de Campo del Cielo. Dada la espesura del bosque virgen, no se descarta la localización futura de otros de tamaños similares. Todos los cráteres fueron numerados y algunos poseen nombre propio.

Los fragmentos meteóricos más importantes son los siguientes:

Mesón de Fierro: el primero del que tuvieron noticias los conquistadores españoles y que dio lugar a la exploración de la zona. Ninguna expedición pudo volver a encontrarlo desde el año 1783. Se trataría de una masa metálica de unas 20 toneladas y un tamaño aproximado de 3m. × 2m. × 1.5m.

El Chaco: Es uno de los cinco meteoritos de mayor peso en el mundo (37 toneladas). Fue desenterrado recién en la década del 80 por W. Cassidy y su grupo.

El Toba: Hexahedrita con un peso de 4210kg. y un tamaño de 1.8m. × 1m. × 0.8m.

El Taco: Hexahedrita de 3090kg. Hoy, luego de sucesivas fragmentaciones, su parte más grande tiene un peso de 1998kg.

Otumpa: Fue el primer meteorito que se encontró en Campo del Cielo (1803) (sin contar al Mesón de Fierro). Hexahedrita que en el momento de su hallazgo poseía un peso aproximado de 900kg.

Otros meteoritos notables son: Las Víboras (3120kg.), Runa Posito (1000kg.), Mataco (990kg.), Tonocoté (850kg.), El Mocoví (732kg.) y El Avipón (460kg.). Sin denominación existen al menos cuatro especímenes con pesos entre 1600 y 400kg.

La concentración de material meteórico es tan alta que, pese a la depredación a que es sometida la zona (actividades agropecuarias, desmontes desmedidos, recolección de meteoritos sin control ni registro alguno, etc.) aún hoy es difícil recorrerla y no hallar un pequeño meteorito.

De los análisis de Villar y Bunch, ambos miembros de la expedición de Cassidy de los años 1962 y 1963, practicados sobre los numerosos fragmentos que encontraron, se concluye que todos ellos son hexaedritas (Villar, 1968).

La expedición de Cassidy realizó zanjas dentro del cráter Rubín de Celis. En el centro del cráter y a una profundidad de 14.8m. se observa una arcilla brechada. Probablemente no se llegó al suelo original del cráter porque en las muestras más profundas extraídas, todavía se observaba dicha arcilla.

Fragmentos meteóricos, láminas de hierro y rocas livianas de lodo compacto o de arcilla, divididasen láminas, fueron recuperadas a profundidades de entre 4 y 9,3 m. Esta porción del terreno que contiene dichos materiales, sugiere que el cráter fue originariamente más profundo, llegando su piso (a la altura de esta zanja) al menos a una profundidad de 9,3 m. más abajo del presente, es decir a unos 13,8 m. debajo del nivel local del terreno.

Varios bolsones de carbón vegetal fueron encontrados a distintas profundidades. La edad de los mismos, medida con Carbono 14, fue estimada en 5800 ± 200 años. Es plausible que el carbón vegetal sea más viejo y haya quedado atrapado por el viejo suelo en el momento del impacto.

Sin embargo, lo que se sugiere con un mayor convencimiento es que dicho carbón vegetal fue madera quemada en un incendio forestal causado por el impacto del meteorito. Por lo tanto, la edad máxima estimada para la formación del cráter (y probablemente su edad real) es la medida con el 14C.
Fuente: "Meteoritos de Campo del Cielo: Impactos en la cultura aborigen".
Estudio realizado por Giménez Benítez S. R., López A. M. y Mammana L. A., UNLP.